«Mi preciada muñeca» (Jason The ToyMaker y tu)

Bullying

Basta.. deja de hacer eso. - Dijiste apartando tu mano.

¿Hacer que? - Pregunto. 

¡Comportarte de esa manera! ¿¡Crees que no se tu historia?! ¡Maldito psicópata! Eres un monstruo que solo juega con chicas inocentes. - Dijiste molesta.

El te miro serio, agarraste tus muletas, tu mochila y te fuiste caminando de nuevo a tu clase, que ahora era Ciencias.

Jason ni siquiera provoco sonido alguno cuando te fuiste.

...

El día transcurrió normal, estuviste con tus amigos ignorando la criticas de los demás he incluso te sorprendiste por la cartita que estaba en tu casillero.

¿Ahora tienes admirador secreto? ¡Genial! - Dijo Miley.

¿Que dice? - Pregunto Admin.

La abriste emocionada con una sonrisa en tu rostro.. la cual cambio al ver las manchas de sangre en este.

¿Quien dice que un monstruo no puede cambiar por amor?

Arrugaste la carta y la tiraste a la basura con irá..

¡Hey! No alcance a leerla.. - Dijo Miley.

Ni yo.. - Resopló Admin.

Me alegro.. - Susurraste y te fuiste  a tu tercera clase.

Fuiste al vestidor y de tu casillero sacaste tu uniforme deportivo y te cambiaste dejando el anterior en tu casillero. Al llegar a la cancha hablaste con el Maestro diciendo que en tus condiciones no podías jugar.

¡En mi cancha se juega si o si! ¡Yo a tu edad estaba con sillas de ruedas y jugaba futbol! ¿Porque? ¡Porque el futbol se juega con el corazón! - Dijo el maestro.

¡Pero Maestro! - Lo miraste suplicante.

No pongas carita de perro regañado, agarra una pelota y ¡únete a un equipo! - Silbo su silbato.

Mira esto.. - Susurro la pelirroja a su amigo de cabello negro.

Mientras tu agarrabas una pelota otra chocó contra tu cara provocando que te calleras. Risas se escucharon al rededor junto con murmullos, te levantaste y te uniste al juego.

Todos del equipo contrario le daban a tus muletas para así caerte, ¿cuantas caídas llevabas? tal vez unas.. ¿24? Sorprendente que resistieras tanto.

¡Muchachos! Hagan lo que quieran, necesito ir con el director. - Dijo el Maestro marchándose.

Algo cansada y con golpes en tus rodillas te sentaste en la banca.

¡Yo digo que juguemos al sacrificio! - Grito una pelirroja llamando la atención de todos.

¿Y como se juega eso? - Pregunto un chico de cabello castaño.

Super fácil... solo necesitamos a nuestro sacrificio, - Dijo la pelirroja mirándote con una sonrisa - ¿*tu nombre* quieres jugar con nosotros?

Negaste nerviosa.

Vamos, todos queremos jugar contigo. - Hizo pucheros la pelinegra.