Ruby Tiger [✓].

008| Cambios.

Cualquier sueño que merezca ser vivido es un sueño por el que merece la pena luchar.—Charles Xavier

Mi empeño de olvidarme por completo de Ruby Tiger había resultado en vano en apenas un par de horas. Cualquier resolución que adopté respecto a ese tema en concreto se vio truncada con su repentina aparición.

Justo cuando me había hecho a la idea de no volver a tenerlo cerca aparecía en uno de los momentos de mayor crisis existencial. Nunca antes me había sentido tan abiertamente indefensa, como si todo lo que hubiera a mi alrededor tuviera potencial para tratar de destruirme.

De algún modo era como si nuestros caminos se hubieran entrecruzado de manera abierta e inevitable.

—¡Oye! —Protesté cuando fue testigo de como mi último cigarro sucumbía frente a mis ojos. La llama se extinguió contra al piel del individuo que tenía enfrente— Está bien... quiero una explicación a eso.

Él se limitó a encogerse de hombros y contempló con indiferencia las yemas ennegrecidas de sus dedos.

—Me ponía nervioso —fue toda la respuesta que obtuve.

Me forcé a ser lo más paciente posible.

—No obstante a mí me ayuda a no estar nerviosa... por lo que podemos concluir que ha sido un acto de lo más grosero por tu parte.

—Puedes concluir lo que quieras, Diana —susurró haciendo hincapié en mi nombre con su particular forma de hablar.

Algo en como pronunciaba mi nombre lograba inquietarme y a la vez resultaba como escucharlo de manera renovada.

Gruñí dejándome caer de espaldas sobre la hierba y contemplando la inmensidad del cielo cubierto.

Aunque en un principio me mostré reacia a contarle todo aquello que había supuesto un shock tremendo de alguna manera... las palabras habían brotado de mí. Eso sí, teñidas de una amargura y resentimiento que me dejaron un mal regusto en la boca.

Él no se había añadido nada, se había limitado a escuchar con los ojos cerrados. Mostrar tus mayores inquietudes a un sujeto extraño del que ni siquiera has visto el rostro no era un acto de lo más responsable por mi parte.

Así era yo: la gran tomadora de decisiones.

—Eres un cretino... en eso concluyo.

Diablos, si alguien me hubiera dicho lo que estaba experimentado en primera persona le habría tachado de mentiroso y a la par de fantasioso. Resultaba tan particularmente extraño que apenas podía concentrarme.

—Es una brillante conclusión, no cabe duda —murmuró captando de nuevo mi atención. Desplacé mi vista hacia él que permanecía cómodamente tumbado sobre la hierba. Nicole tenía razón... muestras de su comportamiento se asemejaban a las de un gato. Uno ofuscado y malhumorado— Adelante.

Mis labios se separaron con incredulidad cuando sus ojos descendieron sobre mí. Me estudiaron atentamente como si pudiera leerme. Debí empalidecer ante sus palabras porque sacudió la cabeza.

—Pregunta.

¿Tan obvia resultaba? Me incorporé sobre la hierba sin preocuparme por las briznas verdes que quedaron enredadas en mi larga melena castaña. El corazón me palpitaba acelerado contra las costillas y ya apenas sentía el dolor en el rostro.

—¿Qué eres?

—Que maleducada —se lamentó ante mis palabras frunciendo los labios antes de que estos ser curvaran hacia arriba— No me creerías de todas formas es...