047| Provocaciones.

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  "El mejor guerrero es aquel que no ataca ni cuerpo ni a la mente, es aquel que ataca al corazón."  —El Duende Verde.

Los segundos se dilataban a mi alrededor, al compás de las pupilas del enmascarado que me observaba como si fuera el único ser que morase el universo. Presioné los labios, sintiendo como los latidos de mi corazón se empequeñecían, volviéndose dolorosos al mirarle. Al tenerlo nuevamente frente a mí.

Dio un paso hacia delante, recortando la distancia que nos separaba, que a pesar de ser de un par de metros, en mi mente se antojaba como un gigantesco precipicio. Mis piernas hicieron lo propio, sucumbiendo al magnetismo que su persona ejercía sobre mi cuerpo que parecía vibrar con ansiedad y recelo.

—Lamento interrumpir este momento tan cargado de emotividad y tensión sexual, ¡pero no tenemos tiempo para estúpidos sentimientos en este momento! —La voz de Brett resonó por la sala, rompiendo la delicada aura que se había establecido entre ambos.

Su tono denotaba aburrimiento y cierta exasperación.

Los ojos de Flynn se desanclaron de los míos, recordando la presencia del otro híbrido. Vi como la tensión resurgía en sus facciones, acentuando la curva de su mandíbula y desterrando cualquier rastro de calidez de sus ojos que volvieron a refulgir con un brillo sobrenatural.

—Tú —escupió— ¿qué haces aquí con ella?

La forma en la cual dejó que sus palabras se volcaran en el aire me hizo temblar. Había tanta rabia, desconfianza y amargura en ellas que habrían encogido el corazón a cualquier ser humano con un mínimo de sensibilidad.

Una sonrisa burlona centelleó en las facciones de Dark Claw que parecía disfrutar de alguna forma retorcida y enfermiza de la situación.

—¿Por qué no le preguntas a Diana?

El aire escapó con brusquedad de mis pulmones. Noqueada no pude más que disparar una mirada repleta de resentimiento e indignación que perdió fuerza en el instante que la inquisitiva mirada de Flynn volvió a posarse en mí.

—Diana —su tono era neutro, como si tratara de mantener su voz estable, alejada de la ira que sus ojos trasmitían —Debes irte. Mantente alejada cuanto puedas de él. De mí. De todo.

Presioné los labios, armándome de valor y esculpiendo las palabras en mi mente antes de atreverme a pronunciarlas. Debía medir cuidadosamente todo lo que saliera de mi boca en aquellos instantes o no habría vuelta atrás.

—Ya te dije que, al menos para mí, rendirse no era una opción —repuse con contundencia— Sé que no son las condiciones idóneas y que quizás pienses que he perdido el juicio pero por favor, te pido que me escuches y así, a lo mejor, comprendas los motivos que me han traído aquí...

—Con él —farfulló entre dientes.— Es un asesino, Diana. Mató a Nicole y a decenas de personas más, ¿crees que alguna vez experimentará algo parecido al remordimiento? Jamás.

Aspiré una amplia bocanada de aire, resistiendo la tentación de apartar la vista de aquellos tempestuosos ojos que me despellejaban, juzgándome como nunca habían hecho.

—Lo sé, créeme que cuento con eso. No obstante... la situación lo ameritaba. Ese hombre al que llamas padre, Flynn, está a punto de iniciar una serie de atrocidades sin nombre en la ciudad. No puedo darle la espalda a todo el dolor que está por desencadenarse.

La postura del sujeto que tenía frente a mí pareció relajarse levemente conforme hablabla.

—Él te hizo tal y como eres, os creó a ambos, ¿pero y el resto? Experimentó con centenares de niños que terminaron muertos o simplemente no nacieron. Sobornó a familias aprovechándose de sus desgracias para usar a pobres mujeres embarazadas, ¡jugó a ser dios sobrestimándose! Y está a punto de comenzar nuevamente, crear más de vosotros pero...

Ruby Tiger [✓].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora