010| Orilla.

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  El poder absoluto corrompe de manera absoluta —Charles Xavier  

Nunca había visto una destrucción mayor en mi corta existencia. Sabía el potencial que tenía el fuego para acabar con todo aquello que se interpusiera a su paso... pero de saber la teoría a verlo en práctica había un abismo insondable.

Las interminables corrientes de humos se arremolinaban sobre las cabezas de los operarios, convirtiendo el cielo en un convulso mar negro y grisáceo con reflejos rojos.

Aunque sin lugar a dudas lo que más atraía mis ojos era el baile de las lenguas de fuego que se extendían ya por al menos tres edificaciones que iban sucumbiendo. Podía percibir el calor que desprendía acariciarme la piel mientras abrasaba la de las personas que permanecían en pleno núcleo.

—Debo suponer que no dispones de piel ignífuga —murmuré tratando sin éxito de desprender mis ojos del macabro espectáculo que presenciaban.

Un mezcla de carcajada y gruñido escapó de los labios del sujeto que tenía a mi lado.

—Supones bien.

Aún no comprendía la totalidad de los hechos que me habían arrastrado lejos de las sábanas compartidas de mi cama hasta aquel enorme incendio. Tras la extraña discusión con Ruby Tiger lo único que podía ubicar era la sensación vertiginosa y delirante de volver a atravesar la ciudad sujeta entre sus brazos. En algún punto de nuestra accidentada charla debí convencerlo para que optara por tomar partido en aquel desastre.

—¿La lycra arde rápidamente?

Conseguí reunir la fuerza de voluntad suficiente como para posar mi mirada en él. Sus facciones tensas iluminadas por el resplandor del fuego habían adquirido una intensidad abrumadora. No pude evitar el estremecimiento que me sacudió cuando sus ojos verdes, centelleantes y decididos encontraron los míos. Una mueca irónica retorció sus labios.

—Eso es algo que adivinaremos enseguida, no sufras —exhaló un lánguido suspiro sin dejar que el contacto visual se rompiera. Permanecimos así durante unos lacónicos instantes antes de que se decidiera por seguir hablando— Entraré ahí. Tienes razón, hay mucha gente en peligro y los bomberos no podrán encargarse de todo.

Hundí los dientes en mi propio labio inferior sin saber exactamente si debía añadir algo al respecto. Resultaba desconcertante. Yo misma era la que le había impulsado a estar allí y ahora apenas podía articular una oración coherente.

Ruby Tiger sacudió la cabeza balanceándose entre la diversión y una pizca de resignación.

—Comprendo... esta vez no habrá un discurso moralizante e inspirador —comentó dando un paso hacia atrás y girando sobre sí mismo para volver a enfocarse en el incendio.— ¿Algo que decirme antes de mi posible y dolorosa muerte?

Fruncí inmediatamente ante aquella frase tan cargada de pesimismo.

Las palabras me parecieron particularmente vacías y sin sentido. Jamás había tenido que alentar a un superhéroe a internarse a lo más parecido al infierno que había presenciado. No obstante había una sencilla frase sin ningún tipo de artificio que sentía como una necesidad en esos confusos momentos.

—Confío en ti.

Esas tres palabras captaron la atención del curioso gato que no pudo evitar fijar de nuevo su mirada en mí.

—No deberías —rebatió y sin dejarme espacio a defenderme lanzó una última frase—: si sobrevivo estás en la obligación de enseñarme que superhéroe tienes estampado en el trasero.

Dicho esto y dejándome roja de la indignación se lanzó hacia delante, despareciendo con rapidez entre los camiones de bomberos.

Genial.

Ruby Tiger [✓].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora