002| Cigarro.

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  He trabajado tan duro para ganar su respeto, a veces se olvidan que soy de carne y hueso. —Batman.

Un profundo olor a cigarrillo impregnaba las cuatro paredes que me retenían la mayor parte de tiempo. Ahogué un profundo suspiro dejando las llaves sobre la mesa del descansillo.

—¿Hola? —Pregunté a las masas de aire colapsadas de humo.

Avancé cuidadosamente hasta asomarme al pequeño cuarto de estar de donde provenía todo aquello. Achiné los ojos algo irritada.

—Eres increíble —me lamenté en voz alta avanzando a base de largas zancadas hacia el sofá. Le arrebaté el cigarro de los dedos para darle una calada. El humo se abrió paso en mis sistema respiratorio de manera directa. — A mamá no le gustaría encontrarte así.

Mi padre me miró como si fuera en un enorme bicho verde.

—Diana, dudo mucho que tu madre tenga tiempo para disgustarse con alguno de nosotros dos. Ha vuelto a actuar, hace un par de horas. Está movilizando a decenas de periodistas a la zona.

Hizo un gesto para recuperar su cigarro pero se lo impedí, llevándomelo de nuevo a los labios y tomando asiento a su lado.

Esperé mi tiempo para degustar sus palabras antes de hablar de nuevo.

—¿Y no estás emocionado? Por fin algo de tus viejos cómics parece estar cumpliéndose.

Se rascó la cabeza, repleta de rizos tan castaños como grises. James Baker tenía en un pedestal a todos los superhéroes que alguna vez se habían creado, por lo que resultaba chocante de alguna manera su aprensión hacia Ruby Tiger.

—Si te soy sincero... estoy emocionado. He estado releyendo alguno de mis ejemplares y no encuentro nada parecido. Soy un fanático y lo sabes —sonreí asintiendo— pero no quita que sea un ser tan racional como tú. Y dime, ¿cuál es tu opinión sobre lo que está pasando?

Fruncí el ceño, expulsando el humo del cigarro por la boca de manera prolongada mientras se lo cedía.

—Es... complicado. Es decir, si lo miramos de manera escéptica parece difícil de creer que exista algo semejante. Puede ser un método de propaganda para una nueva película, un mero montaje publicitario que se les ha ido un poco de las manos. Por otro lado somos humanos... ¿no? Nos gusta creer en lo imposible, por eso hay ese misticismo entorno al chico. Queremos creer ciegamente que existen hombres mejores, con poderes, como los de los cómics.

Mi padre asintió, absorto en sus propios pensamientos. Era consciente de que su enemistad con el nuevo alborotador no iba más allá de como repercutía en casa... y en su matrimonio.

Mi madre, Gabriela Baker era la directora ejecutiva de una cadena local que estaba haciendo un seguimiento minucioso de la acción del Ruby Tiger. Estaban en cada uno de los focos donde alguna vez se lo había visto. Entrevistaban diariamente a todo aquel que pudo ser testigo o se ponía en contacto para contar alguna patraña, conseguido así su minuto de fama.

Y no era porque mi madre fuera tan aficionada como mi padre a los superhéroes si no porque era un boom de audiencia. No había nada más sabroso para la televisión que la audiencia. Y Ruby Tiger era lo que daba. Miles de espectadores atentos a cada uno de sus movimientos.

Y eso se traducía en casa como una ausencia casi completa de mi progenitora que apenas tenía un segundo libre sin que su teléfono empezara a escupir mensajes que la requerían en la oficina.

Suspiré inclinándome para recoger la cajetilla de tabaco casi vacía. Extraje un largo cigarro de color parduzco que estaba diseñado para durar más tiempo y me lo llevé a los labios.

Ruby Tiger [✓].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora