Epílogo.

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MÁS ABAJO SE ESPECIFICA EL PORQUÉ DE QUE ESTE EPÍLOGO SE HAYA DEMORADO TANTO. PUEDE INCLUIR SPOILERS RELACIONADOS CON "DARK CLAW".


San Francisco, 4 de noviembre del 2046 (7 años después).

El pasado es un prólogo —William Shakespeare.  

Les había tomado mucho tiempo, pero por fin estaban tras una pista realmente prometedora. El sol despuntaba por el horizonte, bañando el océano con un degradado de tonos anaranjados y rosáceos que tiñeron el cielo, ganándole la batalla a la negrura de la noche que quedaba atrás.

Ruby Tiger aspiró una generosa tanda de aire, disfrutando de uno de los espectáculos más maravillosos que había contemplado, agazapado en lo alto de la imponente infraestructura del Golden Gate.

Esa mañana debía notificarle a Diana la noticia de su marcha, temporal, por supuesto, pero imprescindible para poder brindar un futuro exento de peligrosos al ser que más amaba en el mundo.

Porque era cierto, la amaba hasta el punto que se le cortaba la respiración tan solo al pensar en ella, los años habían agravado esa sensación en lugar de suavizarla, como pensó inicialmente.

Lanzó un último suspiro al aire antes de deslizarse por los enormes cables, hasta aterrizar sin el menor ruido en el suelo. Llevaba una noche atareada y el cansancio comenzaba a pasarle factura; uno de los delincuentes que detuvo le había desgarrador el traje en la manga con el filo suicido de una navaja.

En un principio, la indumentaria fue más un capricho que una necesidad, pero ahora su identidad debía mantenerse celosamente en el más estricto secreto para proteger a su Diana. La relación que mantenía con ella como Flynn T. Reed era oficial y pública a ojos de su familia, incluidos los suspicaces de su progenitora, Gabriela Baker.

No podía ser de otra manera cuando ya había dado el paso de hincar una rodilla en el suelo, abrirle un corazón que le pertenecía al completo y pedirla su mano.

Un rotundo abandonó los labios de la chica.

Sintió que era lo correcto, el momento apropiado, en parte por la complicada empresa que le esperaba a la vuelta de la esquina, la última batalla contra el legado Morris. Si acababan con ese bastión, la guerra habría terminado, ningún niño tendría que sufrir lo que él pasó por sus propias carnes y no se malgastarían vidas en un proyecto defectuoso y delirante.

Su padre se cubrió bien las espaldas, debía concederle esa victoria momentánea, porque, aunque no logró salvar la vida, sí conservó lo que más apreciaba; su trabajo.

Flynn se desplazó con el sigilo que lo caracterizaba, ascendiendo por la escalera de incendios hasta colarse por la ventana que siempre estaba abierta para él.

Diana dormitaba en la cama, envuelta en un capullo de mantas y con una expresión de calma absoluta que apaciguó su nerviosismo hasta extinguirlo. Se dejó caer en el colchón, a su lado, y con la yema de los dedos apartó un par de mechones rebeldes que se interponían en su rostro.

La muchacha apretó los párpados antes de abrir los ojos y contemplar a su prometido, con una sonrisa extasiada extendiéndose en sus labios.

—Buenos días —saludó, reteniendo un bostezo y desperezándose un poco.

—Buenos días, princesa —Flynn imitó su sonrisa y sus ojos brillaron con una luz inmensa—. ¿Qué tal has dormido?

Una pizca de humor se vertió sobre esa última frase y la chica no pudo más que reírse, apartando la ropa de cama, mostrando la tersa piel de sus piernas. Se puso en pie, señalando un delgado arañazo en su glúteo derecho, apartando un poco el tejido de sus bragas de Superman.

Ruby Tiger [✓].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora