Ruby Tiger [✓].

012| Vulnerable.

"A veces, grandes oportunidades están justo en frente de nosotros y no podemos verlas porque no queremos. Necesitamos abrirnos a explorar nuevas posibilidades".
—Barry Allen 

—Eres estúpida.

Emergí de las profundidades de mi plato de pasta para posar la mirada en mi amiga que me observaba con un matiz incrédulo. Tenía el ceño tan fruncido que arrugas prematuras le surcaban la frente. Había cesado en su tarea de repasar los apuntes de geografía con un llamativo rotulador para clavar sus juicios sobre mí agotada persona.

—Probablemente —concedí enroscando uno de los tallarines en el tenedor.— Pero no creo que sea un tema a tratar en la cafetería del instituto. Demasiado chismoso en pocos metros a la redonda.

Lydia sin embargo era ajena al revuelo que podía provocar si no mantenía su tono por debajo del habitual. Desde el comienzo de mi relación con Justin había dejado de ser invisible para la población estudiantil y la presión de las miradas de chicas desesperadas que optaban por culparme a mí su desdicha me atravesaban la nuca.

El escudo de indiferencia que portaba me hacía vivir ajena a los recelos que surgían entorno a la relación que mantenía con la estrella del centro. Una estrella que aquella mañana había logrado que un feo moratón se extendiese en el interior de mi muslo cuando se resbaló al solo poseer una pierna funcional.

El cabello aún húmedo y encrespado no servía para distraer la atención de las regiones amoratadas que cubrían en un moteado irregular la piel blancucha de mi clavícula y cuello.

—Has vuelto con Justin —repitió estupefacta— Después de que consiguiese que medio instituto te odiara por lesionar a su niño mimado, ¡vas y vuelves a foll...!

Chisté evitando que continuara con su furiosa diarrea verbal.

—Lydia —mascullé echando un vistazo a mi alrededor y centrándome nuevamente en mi comida— No es para tanto. Ya te lo he dicho... me gusta pero no como hace unas semanas... Puede que hayamos vuelto a acostarnos juntos pero la confianza es algo que te ganas. Él la perdió cuando se decidió por la opción cobarde. No se enfrentó al entrenador, a sus padres y mucho menos al centenar de estudiantes decepcionados debido a su falta en el partido de este sábado. Prefirió echarme a los leones para salvaguardar su reputación.

Los ojos oscuros de Lydia me escaneaban y la punta fluorescente de su rotulador seguía enfocada en señal amenazante hacia mí como si en cualquier momento lo usara para hacerme entrar en razón a la fuerza.

No obstante tenía muy claro lo que me estaba haciendo.

—Cometió un error y no me ha demostrado ser lo suficientemente maduro como para aceptar la repercusión de sus actos. Por consiguiente... cualquier sentimiento romántico que mi estúpido corazoncito albergara por él... ya no existe. No desde esa noche. —Declaré con seguridad engullendo parte de mi comida en el instante que dejé de hablar.

Lydia recogió la capucha del rotulador con cuidado apartando su inquisitiva mirada de mí y centrándose de nuevo en sus apuntes con aire resignado. Comprendía las dudas que pudiera tener respecto a mi supuesta convicción.

Los hechos que habían sucedido recientemente en mi vida me habían obligado a adoptar varias resoluciones. No podía continuar cerrando los ojos. Si quería sobrevivir a mi último año debía centrarme y tener claros todos y cada uno de los puntos que afectaran a mi vida.

Y Justin era uno de ellos.

—Así que... podría decirse que lo vuestro se resume...

La interrumpí antes de que aquel feo adjetivo pudiera escapar de los inquietos labios de una chica sin pelos en la lengua.