Ruby Tiger [✓].

046|Encuentro.

  Planeamos días y días y cuando llega el momento, procedemos a improvisar. —Quicksilver.  

Jamás pensé que pudiera encontrarme en una situación como aquella. Mi vida había cambiado de manera tan brusca que era incapaz de adaptarme a la velocidad inaudita de los giros argumentales.

Desde aquella noche. Desde aquel sucio callejón. Desde aquel instante que aquellos ojos felinos se grabaron en lo más profundo de mi ser... la lógica había dejado de ser una prioridad.

E imaginar que hacía unos meses mi mayor preocupación era el cocapitán del equipo de baloncesto y sus endemoniados hoyuelos.

Extrañaba esa simpleza en mis problemas.

—Adelante —su voz rebotó en la quietud de la estancia.— No tenemos todo el día.

Farfullé una tanda de improperios, cediendo y permitiendo que mis ojos se despegasen del techo e hicieran un tortuoso camino hacia abajo.

—No sé si te has fijado... —comencé con el espanto tiñendo mis palabras— pero yo no caigo de pie. Es decir, quizás para tu soberbia genética el descolgarse de una pared de diez metros de alto sea como dar un lento y apacible paseo por el parque, ¡pero yo no sé como narices he conseguido llegar aquí arriba! ¡Mucho menos tengo el modo de bajar sin volver a romperme todos y cada uno de los huesos del cuerpo!

Aquellas últimas oraciones escaparon de mis labios en un siseó enfurecido.

Brett alzó las cejas, como si mi ataque de pánico fuera una especie de chiste.

—Vamos, Diana. No disponemos de todo el tiempo del mundo. Llevo una semana rastreando al idiota de Flynn hasta finalmente dar con su paradero. Si no te das prisa lo perderemos.

Me mordí los labios, cerrando los ojos durante unos segundos y aspirando una generosa tanda de oxígeno, tratando en vano de calmar mis alterados nervios.

Era cierto, al parecer Flynn se había vuelto un ser de lo más escurridizo, apenas pasaba más de unos minutos en el mismo lugar cumpliendo todas y cada una de las exigencias del loco al que llamaba padre.

—No te matarás.

Jadeé en alto.

—¿Y cómo puedes estar tan seguro? —Demandé, crispando los dedos y centrándome en apartar la vista del considerable espacio que me separaba del suelo.

¡No podía estar Flynn en una tranquila playa de Central Park!¡Por supuesto que no! Tenía que encontrarse en lo más profundo de una nave delirantemente gigantesca.

Estúpidos gatos y su habilidad de complicarme la existencia.

—Simple —elevó los brazos —no permitiré que eso pase —entrecerré los ojos en su dirección— Te necesito viva. Es decir... en cualquier otra circunstancia me habría sido irrelevante que eso pasara. Pero, por suerte, ahora eres una parte imprescindible de mis planes.

—Que considerado —modulé con ironía.— Está bien.

Armándome del todo valor que pude reunir terminé de desligarme de la única seguridad de la que disponía en aquel momento. Gracias a mi instinto suicida rebasé las barreras de lo aconsejable y dejé mi vida a total merced de una criatura que hace unas semanas disfrutó asesinando a Nicole.

Mal plan, sin duda.

¿A situaciones desesperadas medidas desesperadas?

Chillé cuando mi cuerpo sufrió la fatal atracción de la gravedad, viéndose arrastrado contra el pavimento. Mi mundo basculó con fuerza cuando mi caída fue frenada, tal y como prometió. Jadeé, sin una gota de oxígeno en los pulmones y sintiendo el dolor de una anatomía aún no sanada por completo.