Capitulo 28: Crueles noticias

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Aarón Evans

No puedo creer que aún poniéndome cómo me pone, crea que no es lo suficiente para tenerme tras de ella todo urgido. Tener su cuerpo desnudo sobre el mío es un placer que aún queriendo describir no logro ni siquiera explicármelo a mí mismo. Mis labios se pasean por su cuello mientras una de mis manos busca su vagina con picardía. Aún tiembla como la primera vez y eso me excita aunque ella crea que me incomoda.

— ¿Sabes que creo?

— ¿Que cosa?— Inquiere entre jadeos

Rozo su clítoris y sentir levemente como se humedece me despiertan las ganas de castigarla por creerse que no puede cuando sigue siendo la misma de siempre. Lo froto lentamente mientras miro como su rostro se descompone en placer. Deja caer la cabeza hacia atrás e inconsciente mueve sus caderas buscando descaradamente más placer.

— Ah, así…, así

— ¿Porque te haces de rogar?— Aumentó el ritmo de mis dedos sobre su hinchazón — Te haré pagarlas todas juntas. Te humedeces igual que siempre.

Deseo sentirla, penetrarla, ver cómo cada vez que entro y salgo de ella sus ojos se ponen en blanco y su respiración se agita. Deseo escuchar como se pierde entre gemidos y pide más sin poder controlarse. Su olor es irresistible, sus labios y ese lunar adornando sus pechos me levita. Clavo mis uñas en sus nalgas y mirándome con los ojos cargados de deseo susurra

— ¿Qué es lo que quieres?

— Oírte, chuparte, cogerte hasta correrme en tu interior. Esta vez no le voy hacer el amor señorita Ivanova

— ¿Entonces? — Pregunta provocativa

— Hoy te voy a follar como he querido hacerlo siempre. Voy a hacer que pidas más y sientas que vas a estallar. Vas a sentir como te llego hasta el límite de tu vagina — Muerdo su labio — Será ahí cuando tire de tu cabello y te embista cada vez más fuerte hasta que me pidas que me detenga. Hoy no seré sutil, hoy quiero cogerte salvajemente.

Su vagina aún se roza con mi pene, no me logro aguantar más la necesidad de tenerla y poniéndome de pie la cargo y la gravedad poniéndose de nuestro lado hace que mi erección entre en ella sacándole un gemido

— ¡Ah!

— Es tan rico sentirte…

— Olvidaste el…

— Shhh — Pellizco sus nalgas — Así es más excitante. 

Sus brazos se reposan sobre mis hombros y entro y salgo de ella con la fuerza que hace tiempo deseaba usar. Nuestros cuerpos chocan con rudeza y el ruido que emiten encienden más la morbosidad.

— Así, si…, más, más — Jadea mirándome a los ojos — dame fuerte, más fuerte cariño

Me hace alucinar. ¿Qué coño? ¿Larabelle Ivanova pidiendo que le dé más fuerte? Es la primera vez que escucho tal cosa de sus labios.

— ¿Qué me has pedido?

— Mas, quiero que lo hagas fuerte. — Contrae su vagina haciéndome gemir y llenando mi cuello de besos, pide que no me detenga. Me tumbo junto al ella en el sofá exterior y sujeto sus manos por encima de su cabeza inmovilizandola por completo. Su vagina está caliente, húmeda e hinchada igual que tantas veces. Sus pezones endurecidos y su mirada tentandome. Ríe acalorada y cerrando los ojos masculla — Te diré algo que nunca te he dicho por pena y ahora quiero decirte

— ¿Qué cosa?

— Me encanta, excita, me fascina tu pene.  Has pervertido todos mis pensamientos, has corrompido mi cuerpo

Me Robaste el Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora