Epílogo

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Aprieto los dientes y siento que el corazón quiere salirse del pecho. Abro el sobre y saco la carta. Las páginas están algo amarillentas y al ver varias hojas de papel me doy cuenta que en esas líneas, Raisa ha dejado mucho más que una despedida. No quiero llorar, no quiero extrañarla más de lo que ahora le siento. Me pongo de pie y caminando hasta el diván me siento junto al alféizar de la ventana y sin más rodeo, comienzo a leer.

Querida hija mía

Si lees esto es porque hace mucho tiempo no estoy a tu lado. Y es que te conozco, sé que te ha costado llegar hasta aquí y leer estas líneas. Pero sabes, no creo justo que idolatres a alguien como yo. Es hora de que sepas muchas cosas, unas dolorosas, otras desgarrantes que quizá lleguen a hacer que me odies. Una vez me preguntaste que era la felicidad cuando tenías quince años, recuerdo que no supe contestarte y cambiamos el tema. No se que es la felicidad, no se que se siente ser realmente feliz, he sido mala, he hecho daño a muchos, he matado, he herido, he odiado, me he consumido en mi propio dolor dejando que el abismo que había en mi terminará por hacerme sucumbir. Nací en una familia pudiente, mis padres tenían dinero, apellido y todas esas cosas superficiales que muchos pueden desear. Tuve una hermana menor que yo, nos separaba solo dos años de diferencia. Desde que ella nació, ella se convirtió en el centro de atención de mis padres ignorándome por completo. Tuve que soportar muchas cosas, que mi padre me viera con otros ojos, que mi madre no me creyera, que yo aguantara los abusos y a ella solo le llovieran bendiciones. No lo niego, comencé a odiarla, tenía que cargar con sus problemas, con sus errores y me había acostumbrado. Así estuve años hasta que dentro de todo aquel dolor, creí haber conocido el amor por primera vez. Conocí a un hombre que desde el primer instante en que lo tuve enfrente, me hizo sentir cosas hermosas. Me enamore, comencé a creer que podría dejar atrás todo el infierno que vivía en casa a su lado. El me correspondía, habíamos planeado muchas cosas, entre ellas una vida juntos. Mi padre y el suyo se hicieron amigos, mas que amigos, cómplices en los juegos sucios de los que vivían adictos. Apostaban todo, dinero, propiedades, incluso a personas. En una de esas apuestas, mi padre me puso en garantía, perdió la apuesta y el padre del hombre que me había robado el corazón me violó cuando tenía dieciséis años. Desde ese momento, sentí que no era digna del amor de aquel hombre y aun asi le di lo mejor de mi. Le di mi corazón, le di mi alma. Estuve dispuesta a olvidar, a enterrar en lo más profundo de mi ser aquella violación.  Creí que por fin tenía algo que me haría feliz, que aquel hombre lograria sacarme de mi abismo, de mi infierno. Pero los abusos no se detuvieron, su padre seguía violandome, me obligaba a meterme en su cama a cambio de su silencio, de no decirle a su hijo que la que para aquel tiempo era su prometida, también había estado en su cama. Quería evitarle ese dolor al amor de mi vida, quería evitar la vergüenza que podría sentir al estar con alguien que había sido violada mucho antes de que su padre lo hiciera. Un dia, estaba en la habitación del hombre del que estaba enamorada, había pasado la noche con él y todo era hermoso hasta que su padre entró a la habitación y algo tomado se abalanzo hacia mi. Otra vez, otra vez tenía que soportarlo, ya no podía, las lágrimas eran muy pocas para el dolor que sentía, no solo físico, sino la herida que crecía en mi alma y en el corazón. El hombre del que estaba enamorada, entró a la habitación y nos vio. Pensó que le había traicionado con su padre, no me dejo hablar, de inmediato me odio, me dijo cosas terribles desgarrandome, terminando de matarme. En ese momento, senti que habia terminado de perder la poca humanidad que quedaba en mi corazón. Sentí odio contra ese asqueroso, contra la vida. De esa última violación, quede embarazada. Cuando el padre se entero, me mantuvo secuestrada por nueve meses. Por nueve meses no supe de aquel hombre, no supe del mundo, Solo tenía un par de hojas de papel para escribir. Mis ideas no eran claras, empecé a sentir que perdía la cabeza. Cuando di a luz, me dijeron que mi bebe habia nacido muerto. Ni siquiera pude ver su cuerpo, el solo dispuso de él y a mi me dejo tirada en medio de la nada. Ya no había lágrimas, ya no había tristeza, en mi solo había una sola cosa, odio. Habian matado a la mujer que despues toda mi vida extrañe, aquella enamoradiza y dulce que jamás volvió a mi.  Cuando regrese, me tope con algo que terminó por desquiciarme, por llenarme no solo de odio, sino de ganas de matar. Mi hermana, mi hermana menor se había metido con el hombre que amaba y no solo eso, se habían casado. Fue así como la maldad comenzó a acumularse en mi corazón. Mi hermana no lo quería, solo deseaba su dinero. Veía como a sus espaldas le era infiel con todos y el deliraba amor por ella. La odiaba, odiaba con todas mis fuerzas a Irina, mi hermana. Un dia escuche una conversación donde planeaba matar a su esposo para cobrar el seguro de vida. No lo pensé, fue la primera muerte que deseaba ejecutar. No tuve remordimiento alguno, antes que ella lo matara, la mataria yo a  ella. Ellos irían juntos a una fiesta de nochevieja en coches separados. Corte los frenos del coche de Irina esperando con muchas ansias que de una vez se matara y dejara de estorbarme en mi vida y mi felicidad. Algo salio mal, ambos subieron al coche y tuvieron un aparatoso accidente en el que ella murió y el bebé que esperaba que era de una de sus tantas infidelidades. Mi amor quedo vivo, otra vez tenía el camino para poder explicarle todo pero apareció otra mujer, otra mujer que lo enamoró tanto o más que mi hermana. La odie más que a Irina. Intente matarla varias veces, mate a su primer hijo, intente matar a su hermana incluso cuando vi que el nunca me amaría tambien intente matarlo a él. El dolor me había consumido la conciencia, no tenia, no tenia remordimientos. Mi mente deliraba, el amor se convirtió en obsesión. No podía, no soportaba ver cómo podía amar a otra y a mi no. Secuestre a su esposa, le hice pasar torturas inhumanas, cosas que no podrías imaginar. Queria que sufriera pero en el fondo con cada descarga eléctrica que le daba a su cabeza, sentia que una parte más de mí se iba al abismo. Queria que todos sufrieran el infierno que vivía yo dia a dia, queria que ella le doliera, que ella agonizara por haberse ganado el corazón del único hombre que había ganado mi corazon. Para sumar más dolor a mi vida, cuando di a luz, me practicaron mal la cesárea y quede infertil. Yo anhelaba ser madre y jamas podria serlo, veia tiendas, juguetes, veia mujeres embarazadas y sentia que una tonelada de sal caía en la herida. Y luego ella, la esposa del hombre que ame, amo y amare siempre, estaba embarazada de gemelos y del hombre que amaba. Nadie puede entender el dolor y la frustracion que sentia. Me someti a cientos de tratamientos para ser madre pero no tenia esperanza alguna, aun con todo el daño que habia provocado, la vida parecia querer darme una segunda oportunidad, logre embarazarme nuevamente y ese milagro me hizo abrir los ojos ante muchas cosas. Aquella bebita que habia perdido, no la habia perdido realmente, por azares del destino, termino en manos de ellos, la habían adoptado. una pequeña hermosa que poco a poco me gano el corazon. Tuve un accidente en el que estuve muerta por media hora, creí que no regresaría. Que no volveria a ver aquella niña que había salido de mi, que era algo bueno, algo inocente y puro, una niña que me abrio las posibilidades al perdon. Lograron regresarme la vida pero no todo fue igual. Estuve condenada a ver a mi hija como una sobrina, verla de lejos, verla crecer con otra familia, ver como era feliz con el amor de mi vida y su esposa. Preferiría haber muerto en aquel accidente que ver como llamaba a otra mamá. Pude formar otro hogar con un hombre maravilloso y un hijo noble. Los amo a los dos pero siempre he creído que hay un hilo invisible que te une de por vida a esa persona que amaste por primera vez. Lara, tu padre es el amor de mi vida, por él hice cosas terribles, por intentar conseguir un amor que le pertenecía a otra perdi mi propia vida. Esa mujer a la que le hice la vida imposible es Megan, y aunque me duela aceptarlo, ella ha sido tu madre y eso no va a cambiar. Me arrepentí tarde del daño que hice, lastime a muchas personas, a ti sin darme cuenta, a mi misma. Quiero confesarte que durante años viví sin ganas de vivir. La conciencia me torturaba, me mantenía presa de mis propias culpas. El perdón de Megan y Mikhail me han hecho sentir por veinte años como alguien que no merece tal compasión. Muchas veces intente quitarme la vida, pero Demyan ahí estaba para impedirlo. Cree dependencia al alcohol, viví otro infierno con el alcoholismo por cinco años. Realmente vivía dia a dia queriendo solo dejar de existir. Nadie me necesitaba, nunca nadie me ha necesitado y es duro darse cuenta de ello, Tu, tu mi vida tienes una familia excepcional, no me necesitas, mi esposo, él debía fijarse en otra mujer, una buena, una que no sea el monstruo que soy yo. Aiden, mi hijo…, tu hermano él…, el no merece tener una madre como yo, merece una madre buena y yo…, yo no lo soy. No pude darle lo que a mi nunca me dieron.  Esperaba el momento ideal para dejar este mundo. Cuando te viste necesitada de un trasplante urgente no lo pensé. Tu necesitabas un corazón y yo necesitaba descansar de vivir una vida que no quería. Cariño, te amo y te amare siempre. Perdoname por todo el daño que he causado. Perdoname por no haber podido ser la madre que Megan es. Espero que ahora después de leer esto comprendas porque no puedes idolatrar y mucho menos querer algo como yo. No lo merezco y estoy consciente de ello. De lo único que estoy agradecida con la vida es de haber podido traer al mundo a las dos personas maravillosas que son tu y tu hermano Aiden. Vive…, vive, ama, se feliz, no vivas con odios, no permitas que el rencor domine tus sentimientos, perdona y si deseas recordar algo de mi, recuerda solo las cosas buenas, los momentos bonitos, no pienses en el pasado, no vale la pena. No espero que me entiendas pero al menos no me juzgues, sé que he hice cosas terribles que jamás terminaré de pagar. Te estaré cuidando desde donde esté y aunque no me veas, quiero que sepas que ahí a tu lado siempre voy a estar.

Me Robaste el Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora