Capitulo 42: Puede mas el amor

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Todos me miran, se ríen y hasta se burlan. La mirada de Aarón me duele, me lastima. Me mira con asco, con rechazo. Corro hacia él y rápidamente se aleja evitando que lo toque.

— Amor, hablemos por favor. 

Si gesto alguno, sin gritar, sin verse enojado avanza hasta la salida y corro tras de el intentando detenerlo y esta vez me dice con rudeza

— Hace unas horas he cometido el peor error de mi vida. Desaparece de mi vista antes de que pierda la cabeza

— Escúchame por favor, te lo suplico, jamás te engañaría. No podría, te lo ruego

— No me tienes que explicar nada, esas imágenes lo dicen todo. Desaparece de mi vista y de mi vida

Mamá se nos acerca y Aarón rápidamente se va sin permitirme hablar. Papá va tras él intentando detenerlo y solo deseo morirme, siento que la vida se empeña en hacerme sufrir.

— Mamá, ¿Por qué no puedo ser feliz? ¿Por qué?

— Tranquila, prometo que Aarón te va a escuchar y saldrán de aquí juntos.

Veo como papá discute con el desde afuera y mamá se une a la acalorada discusión. Todos aún me miran con burla y mando a que se vayan todos sintiendo que el día más feliz de mi vida se ha convertido en el peor de todos. Con rabia aviento el ramo contra la pared y no espero, hecha un mar de lágrimas salgo de la recepción sin saber a dónde ir ni qué sentir. Bajo dos o tres escalones y su voz me detiene con gelidez y frialdad

— Larabelle…

Me giro y lo veo detenido mirándome con furia y sequedad

Avanza hacia mí y agarrandome del brazo me sube al coche de forma brusca

— Aarón yo…

— Cierra la boca, si estoy aquí mirándote la cara y soportando tu falsedad es por Megan. Prácticamente me rogó. Pero por ti, por ti ya no pienso hacer nada, no espero de alguien como tú ni siquiera lo peor. 

Enciende el motor y acelera con violencia. No puedo parar de llorar, mucho menos de suplicar que me escuche pero no lo hace. El viaje se vuelve doloroso, cortante. Llegamos a la isla y aún no comprendo porque hemos venido aquí si ni siquiera puede escucharme

— ¿Qué hacemos aquí?

Caminando hacia la barra se sirve un trago

— Poniéndole punto final a esta farsa. Solo cumplo lo que le prometí a tu madre porque la respeto. Pero si fuera por mí, no estaría aquí.

Sin decir más, con su copa se encierra en la biblioteca y ya no me quedan lágrimas. Me miro vestida de novia y más me duele el corazón. Camino hasta la habitación principal y veo una vereda de rosas hermosas junto con velas rojas y otras blancas alumbrando hasta una enorme cama con un mar de pétalos rojos. Otra lágrima se me escapa y sin más que hacer, sin más por lo que luchar bajo la mirada y me quito el vestido aventandolo a un rincón. Quedo en los encajes que estrenaría en nuestra luna de miel y ahora solo es adorno en mi cuerpo. Me miro por unos segundos en el espejo y apretando los dientes comienzo a odiar mi naturaleza, ser mujer, que todos quieran de mí usarme. Quisiera arrancarme la piel, arrancarme cada marca, cada huella, cada beso pervertido que me han obligado aguantar.  Comienzo a quitarme con furia, frustración y dolor los encajes. Me cubro con un albornoz, ya las lágrimas no surgen, más bien todo me da igual. Otra vez ha pasado, me han usado y ni siquiera recuerdo cómo pasó. Agarro la cajita en donde he puesto la prueba de embarazo como regalo para Aarón y guiño los ojos. Al rato entra a la habitación algo tomado con los ojos hinchados. Ha estado llorando y me parte el alma. Hago nuevamente el intento, me acerco a él con la esperanza de que me escuche

Me Robaste el Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora