Capitulo 12: Cosas inexplicables

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No me siento nada bien, hasta para hablar me siento cansada. Trato de disimular mi cansancio y seguir la rutina de todos los días en la empresa pero a penas puedo prestar atención a mi alrededor. Miro unos papeles y cierro los ojos sin poder evitarlo.

— Lara, ¿Que tienes? — Pregunta Raisa

— Es solo cansancio

— Afuera está Aarón esperando para que lo dejes pasar

Asiento con la cabeza

— Vale, que pase. 

Lo hace pasar y sonrió tenue y cansada. Raisa nos deja a solas y trato de esconder mi exhausto.

— ¿Cómo estás nena?

— Bien

— No me mientas Lara

Trago saliva

— Algo cansada solamente, pero no es nada.

Aarón se acerca a mi y coloco mis manos sobre mi vientre disimuladamente para que no note el abultamiento que día día voy adquiriendo. Besa mis labios y su calor contagia todos mis sentidos cuando con su roce.

— Dime la verdad, se que algo me ocultas

— No, nada de verdad. Solo cansancio

— Mmm, vale. Quiero que me acompañes a almorzar y luego al médico para asegurarnos de que solo sea cansancio esa palidez.

— no— Digo algo alterada — estoy bien, no es necesario ningún médico​. Ya cambiemos de tema por favor 

— Vale, ¿cuando vas hablar con Ian? ¿Cuando le dirás qué no te casas con el?

Trago saliva

— Eso no lo haré y lo sabes. Me casare con Ian

— ¿Aún sabiendo que le has sido infiel, que te he hecho el amor dos veces y en estos momentos desea que sea una tercera vez?

— Aarón, basta por favor. No digas esas cosas porque ya luego no puedo pensar.

Separa mis piernas y se pone de rodillas frente a mi acomodándose entre mis piernas. El nervio porque note el cambio en mi cuerpo me consume y lo evito aunque muera por que me toque.

— Aarón, por favor estamos en la oficina. Además, no está bien que hagamos esto por más que nos amemos. Hay terceros que pueden salir heridos.

Magrea mis muslos y mi piel se aviva, todos mis sentidos están alborotados. Deseo más que nunca sentirlo, nunca lo he deseado tanto como ahora

— Sabes, cada vez que te veo deseo hacerte el amor, entrar dentro de ti y hacer que te retuerzas y confundas en tus propios pensamientos.

De solo escucharlo me humedezco. Logra hacer que mi cuerpo este a su merced cuando él se lo propone. Levanta la falda con ese deseo desbordandose por sus ojos y hace que desee cualquier cosa que el quiera hacerme. Hace a un lado la braga y roza sus dedos sobre la cicatriz en mi vagina. Sin dejar de mirarla pregunta

— ¿Podria saber cómo la tienes?

— No la toques por favor. Es algo que no quiero y me duele recordar.

— ¿No confías en mí?

— No tiene que ver con eso Aarón, es solo que no me gusta hablar del tema. Es todo.

Asiente con la cabeza

— Me gustaría algún día tenernos la suficiente confianza para contarnos las cosas que nos duelan aún cuando sea difícil recordarlas.

Me Robaste el Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora