Me Robaste el Corazón

Capitulo 44: La maldad regresa

Aarón Evans

No se escucha nada, solo los tenedores chocando con los platos y un ambiente cargado e incómodo nos acompaña. Salir a cenar en estas condiciones no ha sido buena idea. Miro el rostro de la mujer que amo, de esa por la que daría todo, hasta la vida. No podría soportar dejar de ver sus ojos, sus labios. No resistiría no poder besarla, abrazarla…, si algo le pasara yo moriría. Sus ojos están tristes y apagados, me duele aunque ella piense que no es así. Quiero ese bebé pero me aterra la idea de que Lara muera.

— ¿Vas a seguir sin hablarme?—Me quedo callado. No sé ni qué decir, estoy entre la espada y la pared, la amo y también amo a ese bebé pero está en riesgo y ya no sé ni qué elegir. Me cubro el rostro y resoplo — Se que tienes miedo pero…

— Basta— ordeno — no quiero hablar sobre el tema

— Pero tenemos que hacerlo. Es nuestro hijo Aarón.

Suelto el tenedor hastiado del tema. Es como si no lograra entender la gravedad de su condición. Aprieto los dientes y respondo

— Larabelle, más allá de tu empeño de querer ser madre aún sabiendo que es mortal para ti, deberías pensar en Noah y Camila. Ellos y yo te necesitamos y sabes que con este embarazo mueres. Así de simple. El obstetra no los advirtió.

Asiente con la cabeza

— Hablas como si lo hubiera buscado sola y se te olvida que tú mismo quisiste tener sexo sin protección para tener otro bebé. Este problema es de ambos. Es nuestro hijo Aarón, no es una cosa no un objeto del que se puede disponer de él a nuestro antojo.

Me cruzo de brazos

— ¿Qué sugieres? ¿Que vea cómo te sentencias a muerte?

— Sugiero que seas menos egoísta y le busquemos una solución lógica a todo esto. Amo a este bebé aunque sea pequeñito y no lo conozca. No me vas a entender porque no lo llevas dentro y mucho menos sientes día tras día cómo va creciendo dentro de ti. Es egoísta lo que me pides

Me cubro el rostro sin saber que coño hacer. Pido la cuenta y doy por terminada la cena. Sólo quiero regresar al hotel y dormir hasta mañana para no pensar. Manejo de regreso al hotel y Lara se ha mantenido callada y con el rostro triste y desconsolado. No puedo creer que no podamos tener una luna de miel como cualquier otra pareja. Se sienta en el borde de la cama y comenta algo tímida

— ¿Me piensas seguir rechazando?

— no quiero hablar

— ¡Joder que es nuestro hijo! te comportas como si no tuvieras sangre en las venas.

Me acerco a ella y sin poder mas con todo esto beso sus labios lleno de grandes temores. miro su rostro y con un nudo en la garganta propongo

— Hagamos algo, intentemos que el bebé nazca, iremos a más controles y no vas a hacer nada, absolutamente nada. Quiero que estés en total reposo, no quiero que hagas nada que te ponga en peligro. Solo así podría intentarlo.

Su rostro se ilumina y llena de felicidad llena mis labios de pequeños besos entre lágrimas alegres.

— ¿Lo dices en serio? ¿Me lo prometes?

— Te amo y haría lo que sea por verte feliz. Aunque me muera de temor, sé que es lo que quieres.

— Pero no puedo dejar la empresa y tampoco puedo dejar de cuidar a Noah ni darle sus mamilas y…

Rápidamente la detengo advirtiendo…, otra vez.

— Larabelle, olvídate de la empresa por nueve meses. Te prohibo que te muevas de la casa. A Noah se le contrata una niñera. No vas a andar por ahí haciendo esfuerzos. O es en la cama o es el divorcio. Decide