Capitulo 43: Frustraciones inevitables

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Recién hemos llegado a Nueva York y todo es hermoso. Ya quiero hacer cientos de cosas y llevar a conocer los lugares más bonitos a Aaron. Desde que se enteró que estoy embarazada se ha tornado algo aislado preocupándose por cada cosa que hago. Salgo de la ducha y lo veo sentado en la cama del hotel con la laptop algo pensativo.

— Hola

— Hola nena

— ¿Estás bien? —Asiente con la cabeza — ¿Has comido?

— Si, comí hace rato. ¡Vamos al zoológico!

— Ahora no

— ¿A qué vinimos entonces acá?— Refunuño

— Tengo algo que decirte

Aprieto los labios

— ¿Que cosa?

— No he perdido tiempo, he empezado a buscar a ese hombre, a ese infeliz que se ha atrevido a tocarte.

Bajo la mirada apenada

— Ya no hablemos de eso por favor, me duele

— Lo sé nena, más me duele a mí pero no me pidas que no piense en eso. Me dijiste que ese tipo te dijo que era amigo de Vladimir. He hablado con él y me ha dicho que no tiene ningún amigo que se llame Trevis y mucho menos lo conoce.

Siento que el corazón se me paraliza, ¿Quien era entonces? Derramó lágrimas desesperadas en trance.

— No llores cariño, me parte verte así.

— Entonces…, ¿Quién es ese tipo? ¿Otro más que me violó? ¿Otro más que me usa como quiere?

— Lara, lo superaremos juntos. Mabelle debe tener mucho que ver en todo esto y ya tendrá mucho que explicar, ahora no pienses en nada más. Es nuestra luna de miel y quiero hacer que sea único.

Seco las lágrimas y sin decir mucho argumento

— No sé cómo puedes tocar mi cuerpo sabiendo todo lo que le han hecho.

Levanta mi mirada y buscando besar mis labios susurra con ternura

— Para mi eres mucho más que sexo, que un cuerpo. Eres mi esposa, mi mujer, la mamá de mis hijos. Eres la mujer que mi corazón eligió amar, te hago el amor con placer, toco tu piel, beso tus labios y me enamoras más y más. Nunca dudes del  amor que siento por ti.

Empieza con besos tiernos sin tardar mucho en buscar rozar su lengua contra la mía en apasionados besos y caricias. Clavando sus uñas en mis nalgas sonríe

— Ves, ya me calentaste

— Eres un cachondo

— Si es contigo, siempre

— ¡Vamos al zoológico!— Me rio cambiando el tema

Niega con la cabeza

— No, tienes que descansar. No haremos nada pesado hasta que el obstetra te vea. Ese embarazo me preocupa.

Encojo los hombros

— El bebito estará bien. Ya deja de preocuparte por cosas tontas. Anda, vamos al zoológico

— Dije no

— Me va a tocar convencerte

— No hay forma de que me convenzas Lara. Es por tu bien.

Con picardía y también algo de susto, aflojo el nudo de su chándal y poniéndome de rodillas frente a él, agarro su miembro esbozando una sonrisa lujuriosa

Me Robaste el Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora