Hay momentos en la vida en los que se deben tomar decisiones en un segundo, afortunadamente son pocos, pero justo en ese momento es un sí o un no y debes decidirlo de inmediato... algo así como cuando el autobús en el que tienes que subir esta parado al otro lado de la avenida y el auto que viene por donde vas a cruzar esta más o menos cerca, no puedes dudar de la decisión, cruzas o no lo haces.
Todo sucedió en un segundo que se sintió eterno, Nick estaba frente a mi, llevaba un smoking negro que se ajustaba a la medida de su fenomenal cuerpo y se veía jodidamente bien. El llevaba el cabello engominado y algo despeinado, en un look un tanto rebelde y muy sexy. Sus ojos no lucían ese particular azul electrizante que tanto me fascinaba, estaban oscuros y adaptados a la poca iluminación del callejón donde estábamos. El me sonrió con sus rellenos y rosados labios humedecidos, dejando ver sus blancos y perfectos dientes.
-Sam-, me dijo con una expresión llena de esperanza que odie y ame al mismo tiempo.
Una parte de mi quería mandarlo al diablo, quería decirle, no, quería gritarle, que había sufrido por su culpa y que ahora debía cobrarme todas las lágrimas que había derramado en su ausencia. Y la otra parte quería que me lanzara a el y me perdiera entre sus fuertes brazos para contaminarme de la exquisita esencia varonil que emanaba.
Era una dura batalla entre la razón y el corazón.
Siempre me había caracterizado por ser de armas tomar, por ser una mujer de riesgos y de decisiones firmes y eso hice, tome una decisión en un segundo.
Por un lado no podía dejar escapar el amor sin darle al menos la oportunidad de renacer, y por otro no podía permitir que los desenfrenados y recién descubiertos sentimientos hacia el me dominarán, así que hice lo que mejor sabía hacer, negocie.
Le puse la soga al cuello a mi corazón y le afloje la rienda a la razón, un equilibrio que esperaba hubiera sido la mejor decisión.
-Nicholas-, le dije y me limité a sonreír.
Nuestras miradas conectadas eran una explosión de sentimientos y palabras mudas que aturdían mi pensamiento. De repente Nick llevó su mano a dentro de su saco y extrajo de el lo que pude reconocer perfectamente cómo mi penosa confesión.
-Solo pude verlo hace tres días-, me dijo con una mirada anhelante mientras su mano sostenía en alto el CD que le había dejado un día antes de mi partida,
-Lin lo tenía y... lo encontré y tuve que venir a verte Sam-, el agacho su mirada y entonces supe que estaba dudando de si había sido una buena idea el haber venido.-Nick yo... lo siento por no habértelo dicho antes y por finalmente haberlo hecho de esa forma-, hable rápido y sin filtro, el se estaba arrepintiendo y yo no podía darme el lujo de permitírselo.
Nick elevó su rostro sonriendo levemente y dio un paso hacia mi. El condenado palpitante dentro de mi pecho cobró vida propia cuando sintió más cerca su presencia, y me quedé sin habla y sin respiración.
Una avalancha de recuerdos me golpeó muy fuerte empujándome hacia el y lo abrace, había mandado a volar mis pretensiones de negociar con mi infame corazón y me había dado por vencida ante el deseo de sentirlo cerca.
Pase mis manos por debajo de sus brazos y me abrace fuerte al pecho de Nick, el llevó una de sus manos a mi nuca y la otra empujaba mi cintura hacia el. El calor de su piel en contacto con mi espalda desnuda se sentía exquisitamente bien y no quería dejar de percibir esa agradable sensación.
-Te extrañe tanto!-, me susurró al oído y sus palabras arrancaron un suspiro desde lo más profundo de mis entrañas.
Mis ojos se habían cristalizado, sentía que en cualquier momento las lágrimas dejarían de acumularse en mis ojos y reclamarían vía libre a través de mis mejillas. Nick sostuvo mi cabeza con sus manos y junto su nariz a mi cabello aspirando el aroma que emanaba.
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CUANDO TE CONOCÍ @MiaRuzo
RomanceSamantha, una editora de revista de modas se muda a su apartamento de ensueño, todo parecía perfecto en ese lugar, incluyendo a su sexy vecino Nicholas. El problema es que nada es perfecto y resultó que su muy atractivo vecino en realidad no era lo...