Te...

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Que simple es la mente humana, siempre he pasado horas en silencio luego de una crisis, y está vez con un simple gesto de afecto de la persona indicada, una sonrisa floreció en mi rostro. Salí de la tina, mirándome en el espejo, y sentí que algo en mi estaba cambiando, una sonrisa algo retorcida salió de mis labios. Al terminar de vestirme, proseguí a maquillarme para cubrir esa mejilla de color algo morada, ahora que lo pienso no se muchas cosas sobre el paradero de mi padre, y no me importarme. Prosigo a salir del cuarto de baño, y al entrar a mi cuarto, lanzó el uniforme en la cama, hecho un vistazo antes de cerrar dicha puerta y bajar a la cocina. Al llegar consigo a mi madre revisando una pila de papeles, y recuerdo inmediatamente la reunión que tenía en la mañana.

¿Al final tuviste la reunión? -digo sentándome frente a ella

Si, justo estaba saliendo cuando me llamaron del colegio -dice algo tensa

¿Y que tal te fue? -apoyo mi quijada en mi mano mientras le miro, ella se despoja de sus lentes y baja la hoja para mirarme 

¿De verdad quieres hablar de mi trabajo y no de... -antes de que termine me río de forma agria

Vamos hablar claro madre -digo arrogantemente- me quebré, soy humana y tengo derecho a llorar, pero no te preocupes, es la última vez que miras a esa sentimental y estúpida alissia.

Hija -dice- no puedes cerrarte, esa actitud superior que tomas me da a pensar que...

Vuelvo a interrumpirle - no pienses madre, no eres una psicóloga, sólo mírame, estoy perfectamente y espero que esté tema no salga más a la luz.

Hija... -y antes de que prosiga suena el timbre, miro el reloj de la cocina y sonrió involuntariamente, ella se levanta mandándome una mirada de "no hemos terminado".

Camina hacia la entrada y al abrir la puerta se consigue con una Megara sonriente.

Buenas noches -dice estirando su mano derecha junto a una bolsa -espero no le moleste, pero traje el postre

No es molestia querida, ven pasa -toma la bolsa de las manos de Megara y prosiguen a entrar, cuando sus ojos y los míos se encontraron puedo asegurarles que me perdí. Traía una camisa negra de botones, unos pantalones negros pegados a su escultural cuerpo y unos zapatos adidas. Su cabello caía más abajo de sus hombros, y su sonrisa es la más perfecta que he visto

Hola Meg -digo mordiéndome el labio inferior tratando de no sonreír tanto 

No hagas eso -dice en una voz baja pero audible mientras se acerca a mi, posiciona uno de sus dedos en mi labio inferior ejerciendo una suave caricia, hasta que suelto mi labio -Así esta mejor -susurra para luego agacharse y darme un beso en la mejilla que dura mas de lo necesario, mis ojos se cierran levemente al sentir su contacto, hasta que se escucha un leve carraspeo y ella se aleja sin perder la calma, mi madre nos ve con una leve sonrisa 

creo que la que tiene que disimular ahora eres tu -digo al ponerme en puntillas y susurrarle al oído, me rió al  ver como rueda los ojos y camino nuevamente a la cocina, moviendo  mis caderas de forma algo provocativa solo para tentarla a mirarme, definitivamente me voy a divertir esta noche.

Mi madre prosiguió a servir la comida que seguramente hizo cuando yo estaba en mi propio lio mental, mientras conversaban de cualquier trivialidad, yo me limitaba a escuchar sobre la discusión de política, la verdad me impresiona la cantidad de cosas que sabe Meg, pero lo que mas me impresiona es que sepa tanto de historia, y no precisamente inglesa. Al ya tener todo servido, pasamos a sentarnos, Meg estaba al lado mio y mi madre al frente, lo cual me hizo sonreír, porque podría ponerla algo nerviosa.

y Dime Megara, eres solo profesora? -Dice mi madre ya entrando a el tema personal 

En realidad no -Dice de forma calmada mientras toma un poco de agua - soy ingeniero en metalúrgica ademas de educadora -No pude evitar sonreír al ver la cara de sorpresa de mi mama

El cielo de tus ojos. (Lesbico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora