Pov Thalia.
Cinco años antes.Ojalá las vacaciones de verano fueran eternas, aun no he empezado primero de bachillerato más sin embargo no quiero ir a mi colegio en donde carezco de amigos. Todos me conocen por la niña de vestidos bajo las rodillas y coleta alta o clinejas, quisiera poder sentarme en la grama y perderme viendo el cielo, o simplemente perder el oxígeno mientras corro tras una simple mariposa, pero ya no soy devota ni a mis sueños, cuando se vive tras rejas impuestas por tus propios seres queridos.
El techo de mi habitación es lo que he visto durante horas, y aún no me canso de divagar en mi propia mente, por la ventana se filtran las risas de mis vecinos jugando en el patio junto la luz de un sol completamente radiante.
La puerta de mi habitación se abre haciendo que me siente de inmediato, los ojos grises de mi padre me miran y un suspiro sale de sus labios —la lectura es algo que debes tomar como hábito, no pierdas el tiempo en nada, y no cierres la puerta —y así como vino salió, mi quijada se tensa y mis ojos comienzan a picar, ¿como quieren que le tome pasión a la lectura si no me dejan leer lo que me gusta? Tomo entre mis manos aquel libro sobre Dios y en un arranque de molestia le lanzó contra la pared, al paso de los segundos me arrepiento y camino hacia el, me arrodillo tomándole en mis manos, mis dedos contornean aquellas doradas letras, termino apoyando mi espalda a la pared, mientras estiro una de mis piernas, se me sube el vestido un poco, más es cómoda la posición.
Leo varios capítulos, hasta que un bostezo sale de mis labios, decido cerrar dicho libro y levantarme, al alzar la mirada veo que mi madre me está viendo desde el marco de la puerta
Tu papá te hubiera regañado si te hubiera visto en el piso leyendo —dice en voz suave y baja
¿Que tiene de malo? —pregunto ya de pie
Que las señoritas no se sientan en el piso y menos de la forma en la que estabas —mi quijada se tensa de forma visible
¿Y si no quiero ser una señorita? —mi contesta suena brusca lo cual hace arrugar el ceño a mi madre
Por eso es que no la dejo salir con tu hermana —mi madre voltea al escuchar la voz de mi padre y el entra a la habitación —solo te mete ideas erróneas de lo que es ser mujer —mi corazón comenzó a latir completamente rápido, y más de una idea cruzó por mi mente, evite su comentario por completo y me dirigí a arrodillarme frente a mi cama, tome una caja de zapatos entre mis manos y me levanté —Thalia amelie, que sea la última vez que tu dices algo como que no quieres ser una señorita, ¿entonces que serás, un machito? Ninguna hija mía... —antes de que termine me retiro el vestido quedando en ropa interior, abro dicha caja y saco una camisa blanca, me la coloco y luego prosigo a ponerme unos jeans, saco unas tobilleras y los únicos zapatos deportivos que tengo
Tu sabes cómo ser una señorita, entonces porque no lo eres tú —le lance el vestido a sus pies, la cara de mi padre se puso completamente roja y dio dos pasos hacia mi haciendo que retrocediera
ERES MI HIJA, Y EN ESTA CASA SE HACE LO QUE YO DIGO, ASÍ QUE TE QUITAS ESA ROPA Y ME LA DAS DE INMEDIATO —sus gritos se podían escuchar por todo el vecindario más ya estaba completamente cansada, ¿como regresas a la jaula después de probar la libertad de ser tu misma?
NO —mi voz salió dura y sin remordimiento
Entonces aquí no vivirás —sus brazos señalaban el piso mientras su pies lo golpeaba como si aquello fuera una guerra sobre el territorio, y no pensaba perder.
Esta bien, no viviré más aquí —y aquello hizo que mi padre me tomara del brazo fuerte
¿Y en donde piensas vivir? Una vez que salgas no te recibiremos más —sus manos lastiman mis delgados brazos lo cual hace que me quejé
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El cielo de tus ojos. (Lesbico)
RomansSi lo que dicen es cierto, y uno solo se enamora una vez en la vida, no me había enamorado hasta conocerla a ella. Y es que, no solo tenia una sonrisa espectacular sino que cualquiera se ahogaba con solo intentar nadar en sus ojos azules. Me llamo...