20.

6.5K 293 26
                                        

Mis dedos recorren su abdomen plano en leves caricias, mientras mi cabeza reposa en su pecho, mis oídos escuchan aquel palpitar ya pausado, junto a nuestras respiraciones cada vez más lentas. Muevo lentamente mi cabeza para poder detallar en plena penumbra aquella obra de arte, la leve luz que entra por la ventana me deja ver su delicada piel, sus cabellos rubios caen sobre aquellas sábanas de forma gloriosa, y sus labios entre abiertos hacen que en mi se pose una tenue sonrisa. Las yemas de mis dedos acarician sus clavículas de forma pausada, queriendo guardar no sólo en mi pupila su tacto, sino también en mi piel. Vuelvo a recostarme sobre su pecho y cierro lentamente mis ojos recordando cada aspecto de la ya pasada cena.

Cada anécdota contada hacia que sus ojos brillarán como las estrellas que veo cada noche. Su sonrisa era como la de una niña cuando le atrapan haciendo alguna travesura y su manera de desenvolverse era sumamente fresca y juvenil. Eso de que los polos opuestos están juntos es completamente real, Jade es completamente extrovertida al punto de llegar a la locura y sin embargo se nota que ama a Megara, una mujer muy enfocada y casi rígida. Troyen sin embargo es completamente llevadero, su personalidad es muy pasiva y menos mal que es así, no creo que se hubiera casado con Jade si no fuera de esa forma. El señor Lucas representa perfectamente el papel de un padre, es conservador y amable, y se nota que sus ojos se desviven por mi mujer. En cambio, hay algo que no me agrada de Alfredo, la forma en que mira a Megara me hace desconfiar, ya que la mira exactamente como la miro yo, es decir como idiota enamorado.

No se en que momento mis párpados pesaron tanto que termine completamente dormida, sólo se que aquellas leves caricias sobre mi rostro, que fueron descendiendo por mi cuello, hasta mis clavículas y un poco más abajo me hicieron abrir lentamente los ojos, dándome un primer plano de su blanca piel, me levanté suavemente sobre mis brazos para observar su rostro y allí estaban aquellos ojos azules, más claros que nunca y más hermosos que siempre

Buenos días —me dice colocando su mano sobre mi mejilla de forma dulce, le sonrió mordiéndome el labio inferior, y me acerco hacia aquellos rosados labios que me llaman, depósito un suave y lento beso, que me hace volver a cerrar los ojos, ella profundiza aquel acto al pasar su lengua sobre mis labios y con gusto le doy permiso de explorar nuevamente mi boca. Por la falta de aire me separo con su labio entre mis dientes y abrí mis ojos para volverme a perder en los de ella.

Definitivamente, son buenos —termino de decir al separarme completamente, suavemente ella rueda por las sábanas hasta quedar al borde de la cama estirándose de forma muy provocativa, mis ojos no dejan de observar sus movimientos, aquella espalda es el perfecto camino que me dispara nuevamente a la lujuria, me pongo de rodillas tras de ella subiendo mis manos lentamente por aquel lugar, corro su cabello hacia el lado izquierdo posando mis labios sobre su hombro derecho. Tira su cabeza hacia atrás mientras respira profundo, arrastro mis labios por su piel hasta llegar a su oído tomando el lóbulo de su oreja, pego mi senos a su espalda para rodearla con mis brazos. Nos quedamos un buen rato en aquella posición, sólo sintiendo el calor que desprendía nuestros cuerpos.

Nos dimos un baño en la cual las caricias y sonrisas eran el principal protagonista. Me coloqué uno de sus pantalones oscuros pegados al cuerpo, y una de sus camisas de botones blancas algo transparente, en dónde se notaba mi sostén blanco. Recogí mi cabello en un moño algo desordenado y baje a desayunar.

Mientras bajaba aquellas ya conocidas escaleras escuchaba como cantaba lo cual me hizo reír, al entrar dentro de mi perímetro, vi como bailaba mientras preparaba un sándwich, apoye mi cuerpo en el marco de la cocina para apreciar aquel momento. Cuando fue a servir los platos, se percató de mi presencia lo cual la hizo sonrojar.

Dime que no viste aquello —dice cubriendo su rostro con ambas manos lo cual me hace reír y caminar hacia ella

Más bien te iba a decir que me hicieras un baile privado está noche, ya que esas caderas se mueven muy bien —le apretó las caderas con mis manos lo cual hace que aquellas manos que cubrían su rostro me abracen por el cuello

El cielo de tus ojos. (Lesbico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora