Especial 4. venus

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Fragmento del libro de jessica.
1640.
Clarise.
Podéis condenarte a la soledad o simplemente dar un paso y abrir los ojos a lo desconocido. Cuando aprendes el arte de ver más allá de las barreras que sofocan tu mundo y empiezas a perderte en otro, tus pulmones sienten al aire más liviano, y tu piel conoce los escalofríos provocados por inocentes roces de sentimientos enjaulados.

Aquella tarde cuando le hice conocer mi mundo no pensé en consecuencias que aquel amor prohibido me podría traer, sin embargo estoy segura que si de renacer fuera capaz, volvería a cometer las mismas locuras con tal de ver su sonrisa mientras corríamos en plena plaza siendo observadas por más de una curiosa mirada.

La calidez del Sol es sofocante mi lady -aquellas palabras que salieron de sus finos labios al detener su trote mi hicieron sonreír, ella dio sobre su eje una vuelta cayendo sobre mis brazos complacidos de tomarla -Puedo deciros que estoy fascinada con este pueblo al que me has traído, debí aceptar vuestra invitación años antes

Años antes o años después, hubiera sido el mismo gozo el verte sonreír de esa manera -aquellas palabras que salieron de mi en un leve susurro le hicieron sonreírme con tanto gozo que mi corazón podría haberse escuchado a millones de kilómetros sin embargo esta allí, preso de fascinación entre ella y yo.

Te besaría en este momento si vuestra sociedad aceptará este tipo de amor -siento como da dos leves pasos hacia atrás rompiendo aquella burbuja que nos hacía salirnos de la normalidad, siento como desliza su mano por mi brazo en una caricia tan pura como ella, dejándome en aquel calor que no quema como ella lo hace

Que sofocante y más dulce agonía -esas fueron mis palabras antes de avanzar nuevamente esta vez con dirección al caballo que nos llevarán ahora a mi casa

El viento que colisionaba con nuestros cabellos danzantes, mientras la tierra se alzaba por la fuerza y la velocidad le hacían sonreír contra mi pecho, sus brazos abrazan mi torso buscando estabilidad y sus ojos se cerraban atesorando aquella calma.

El cambio de aires se podía distinguir a kilómetros, más ella se fascinó con ambas partes de la ciudad por igual. Sus ojos verdes brillaron como el pasto fresco, con el primer rayito de sol, y sus labios curvaron una sonrisa tan brillante como las luciérnagas en plena oscuridad.

Bendito mundo danzante de pureza
Ella la Encarnación de mis problemas
Acomodación de sutileza
O vaya Rosa, que dilema.

Arde el cristal,
aflora la soledad
No me dejes escapar
Que la lujuria presa de la pureza estará.

Agonía mía,
Esclava de las espinas
Suelta aquella risa
Y condename a la agonía
De estar siempre en tu vida.

El sonido chirriante de la gran reja negra que separa la calle de mi morada se nos hace presente en leves parpadeos, os digo de antemano que la grandeza que envuelve aquel lugar no se compara a la grandeza que envuelven mis brazos en un simple abrazo lleno de mariposas envalentonadas que danzan en mi corazón.

Bienvenida a mis soplos de soledad, my lady —le acarició con tersas palabras el comienzo de su oreja antes de bajarme del corsel, su mano se encuentra con la mía mientras nuestras miradas se funden como la noche y el amanecer, como los mundos diferentes que somos. Le ayudo de forma lenta a bajar, pegando su delicado cuerpo al mio, y sin poder evitarlo uno de sus brazos envuelve mi cuello dejándonos a unos centímetros escasos de aquel amor tan oculto

Hija —la voz profunda de mi padre hace que de un paso atrás sintiendo la falta de calor así los rayos del sol peguen en mi clara piel

Padre —la escasa brisa arremete contra mis cabello de forma suave mientras mi mirada pasa de aquellas gemas verdes a aquel azul opaco en sus ojos —no pensé que estuvierais en mi morada

Siempre me parece lindo verte hija —sus ojos con un brillo diferente mira a mi amada y su garganta se hace sonar —¿quien es la bella dama que mis ojos ahora perciben? —aquel tono galante hace que algo en mi se revuelva y casi de inmediato actuó como con la mayoría de los hombres

Vuestra visita siempre es bienvenida padre, sin embargo agradecería que no os miraras a la dama como a una presa a quien conquistar —mi mano toma de forma dulce la de Andrea y mis ojos atrapan los suyos mirandome algo impresionada por mi manera mordaz de responder —disfrutando de vuestra presencia podéis entras a tomaros una taza de té al lado nuestro o venir en el momento en el que mi preciada amiga os marche, es vuestra decisión padre —mi mirada vuelve a caer en el, percatándome de su ceño fruncido

No veo el porqué no ver a una bella dama como la presa que puede llegar a ser —aquel comentario me desestabiliza y me hace mirarlo casi con el odio que nunca profeso hacia el, su sonrisa se empieza a borrar en los leves segundos en el que un silencio recae y cuando voy a contestar mi amada aprieta de forma dulce mi mano

De quién os habla caballero, está presente —mis ojos recaen en ella dándome cuenta de su seriedad —asi que os pido que se me respete, ya que vuestra "presa" tiene nombre —hace una leve inclinación con la cabeza antes de sonreír parcialmente —quisiera decir que es un placer conoceros caballero sin embargo su galantería ha realizado en mi un alto desagrado. Y disculpe si soy atrevida, y si le faltó el respeto con mis palabras —inmediatamente mi padre endereza la espalda y carraspea

No me ha ofendido bella dama—da un paso más cerca y toma su mano libre entre las suyas,  con aquella sonrisa tan perfecta como la mía —me disculpo por mi osadía, sin embargo aún tengo la leve curiosidad de saber vuestro nombre

Andrea Fhrantmesko  —veo como aquella sonrisa se borra de inmediato sin embargo trata de disimular su asombro, el cual me deja sin entendimiento alguno

Hoy hija, vuestra invitación la tendré que reclinar, he recordado infortunios que tengo que resolver —sus ojos miran los míos y antes de que diga algo voltea nuevamente hacia Andrea —fue un placer conocer a tan bella dama un día como hoy

Pobre Venus,
Comiendo de la fruta prohibida,
Ocultando su amor a los ojos de la sociedad
Sin percatarse que una simple mirada puede delatar a Júpiter.

Cuiden sus palabras damiselas, que el amor es un lenguaje universal que en realidad muy pocos pueden hablar.

Franssesko —la voz profunda de aquel hombre se escucha por toda la habitación,mientras sus pasos  fuertes retumban uno tras otro en un mismo sentido

Lord —la reverencia a medio hacer de aquel soldado hace referencia al susto que el padre de clarise le tubo hacer

¿Cual era el apellido de aquella familia en donde el poder hizo que el esposo matara a la mujer y a su hija? —pregunta de forma casi sínica

Los Fhrantmesko, señor —aquella sonrisa que salió de aquel hombre fue casi inigualable, lo que le habían dicho era falso. La hija aún estaba viva, y el... Iba a usar eso para conseguir más poder.


El cielo de tus ojos. (Lesbico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora