Especial 1. Venus

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Fragmento del libro de jessica.
1640.
Salomón.
Hijo de la reina.
Hombre de carisma.
Rico en fortaleza, porte prominente y palabras.
A sus 35 años de edad se sentía en plena juventud, gozaba de lo que era sentirte vivo en cada ámbito que se le diera a tratar. Sus ojos como dos perlas oscuras conquistaban a las doncellas más prestigiosas, deshonrando su imagen virginal, desgarrando aquellos pétalos puros y deshaciéndose de ellas como una cualquiera.

A pesar de su educación privilegiada, no aprendió lo que era amar, a pesar de sus modales y sonrisas prodigiosas, sólo lo conocía por falsedad, por utilidad.

Salomón solía escribir cada tarde, cuando el sol se filtraba en aquellos largos campos en donde hacia equitación, junto a su fiel compañero "tormenta".
Escribía sobre una mujer, aquella que no existía para nadie más que para su pobre y desdichado ser, su mente ilusa soñaba con conocer a su diosa venus, mientras el en su brillante corcel galopaba entre nubes como su dulce Dios Júpiter.

Su pecho se inflaba de emoción mientras las tenues palabras acariciaban el blanquecino papel, sus rizos dorados eran azotados por el cálido viento de verano y su fiel amigo tomaba agua en aquel arrolló cristalino.

Esos minutos al día en donde era sólo Salomón, sin sonrisas conquistadoras, o palabras aduladoras se habían convertido en su único soporte.

" venus.
Mi dulce perdición.
¿Apareceréis en mi vida o sólo os seguiré imaginando?
Me disculparía, si os encontrará y no os reconociera.
Pero en mi débil defensa, vivo en una ilusa y metódica mentira, aquella en la que no estas vos, ni yo.
Júpiter."

Aquella tarde Salomón no pudo terminar de escribir dicho pensamiento, uno de sus amigos más íntimos fue a buscarlo con su elegante corcel. Mathias, aquel muchacho que conoció a sus apenas seis años, poseía la misma gracia y carisma que el, su fuerte mandíbula y sus ojos verdes le miraban desde arriba mientras una tenue sonrisa se filtraba dejando ver sus pequeños hoyuelos.

Os he buscado toda la tarde —su voz grave y con aquel acento inglés tan típico hace que Salomón doble la hoja en donde sus divagaciones cobran vida y se levante

¿Para que me buscáis fiel amigo? No recuerdo que me dijeras que nos veríamos el día de hoy —en sus pantalones cremas, en aquel bolsillo término por meter dicha hoja para acercarse a su corcel, y con habilidad se montó en el, quedando a la par de Mathias

No quedamos os tenéis razón, sin embargo la fecha de hoy me ha hecho querer buscaros —Salomon sabía muy bien que fecha era aquel día, no olvidaría su cumpleaños, y menos cuando en la mañana sus cinco hermanos menores y sus dos mayores se encargaron de recordárselo

No debéis preocuparos por una simple fecha —le Quito importancia, no por capricho, sino por soledad. A sus ya cumplidos 35 debería haberse enamorado, debería haber conocido a su venus, más sólo conseguía mujeres con aires de vírgenes, con miradas florales y cuerpos frágiles, sin embargo con mente de demonios, devoradoras de fortunas, enfermas de poder

Se que no os gusta celebrar, y también se que vuestra madre se encargará de que los más grandes aristócratas de Inglaterra estén en tú fiesta. Por aquel motivo, os propongo fugarnos cuando la sala este a reventar de pesadas palabras inextensibles de una sociedad vacía, vamos a la zona Bárbara —la mente de Salomón gritaba que era un error pero como buen hombre de emociones nuevas, decidió que ir a los barrios bajos a conocer rostros sin estiramientos y sin refinería sería un perfecto regalo de su amigo hacia su persona. Acepto entusiasmado de saber que aquella noche conocería una parte de un mundo en el cual el no pertenecía y dudaba que perteneciera alguna vez.

El cielo de tus ojos. (Lesbico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora