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Algo la detuvo. Algo impidió que diera un paso más hacia su salvación y la obligó a detenerse a mitad del camino, casi trastabillando en el proceso. ¿Por qué huía? ¿Debía confiar en lo que había visto o soñado? ¿Qué fue aquello, un sueño, una premonición o simplemente una coincidencia?
Era cierto que estaba en el mismo lugar que en el sueño y que el joven que había visto hacia sólo unos instantes fue él que le quitó la vida en dicha visión pero, ¿significaba eso que todo iba a suceder tal cual lo había visto? De ser así, el joven ya estaría allí y ella no estaría pensando en esas cosas sin sentido, sino corriendo para salvarse; o mas bien, para morir.
¿Quién le aseguraba que eso que había visto no fue más que un truco para que se dirigiera a la otra linde del bosque? Quizás, en aquel lugar, no se encontraba su salvación sino todo lo contrario; su perdición.
Sintiéndose sumamente confundida, avanzó unos cuantos pasos hasta colocarse cerca de un gran árbol y con gesto cansado se apoyó en este. Cerró los ojos y empezó a pensar en lo que había visto hacía rato y en lo tonta que había sido al haber salido corriendo del salón, huyéndole a alguien que ni siquiera sabía que ella existía.
Todavía estaba a tiempo de darse la vuelta y regresar a la fiesta; cuando llegara sólo tendría que darle alguna tonta excusa a su amiga y listo, problema resuelto.
Pero ella sentía muy dentro de sí que no debía hacerlo. Sentía que si regresaba a la fiesta, pondría a todas esas personas en peligro. Él, si en verdad quería hacerle daño, haría todo lo posible por encontrarla y cumplir su misión; y un grupo de personas como esas no serían un gran problema para él. O por lo menos eso sentía.
"¿Y si me está buscando justo en estos momentos? ¿Y si le ha hecho daño a alguien?".
Después de unos minutos en los que pensó mejor las cosas, esbozó una sonrisa nerviosa y cansada. Toda esa situación era un completo absurdo y ella le estaba dando demasiada importancia. "Fue sólo un sueño. Sólo eso", pensó.
—Lo mejor será que regrese a la fiesta.
— ¿Por qué tanta prisa?
A Anne se le heló la sangre en las venas y todo su cuerpo se paralizó al escuchar esa voz. No había necesidad de que se voltease para saber que a pocos pasos de ella estaba el protagonista de su extraño sueño. Pero ella, de todas formas, giró un poco la cabeza para asegurarse de que no era una alucinación suya.
No lo vio por ningún lado y eso, en vez de relajarla, la asustó y preocupó aún más. Todo su cuerpo temblaba como reflejo evidente de su horror a pesar de que ella trataba de convencerse de que él no estaba ahí y de que no le haría daño; de que todo era una mala jugada de su cansado cerebro.
Se dio nuevamente la vuelta y un grito de sorpresa y horror salió de sus labios cuando lo vio justo frente a ella, con aquel atractivo rostro tan sereno, como si nada estuviese sucediendo. Se pegó aún más al árbol, instintivamente, como si de esa forma pudiese escapar de él y de su intensa mirada. Cómo si el árbol pudiese protegerla.
— ¿Cómo...?
No pudo terminar de formular la pregunta porque dos de sus dedos se posaron sobre sus labios, silenciandola. A los pocos segundos, los dedos del joven abandonaron sus labios y se posaron en su barbilla para, con un delicado movimiento, levantarle el rostro lo suficiente como para mirarla directo a los ojos.
Ella estaba inmóvil, muda y completamente expectante y ansiosa. Sabía lo que iba a ocurrir, sabía que él la iba a besar y que ese beso sería el que le quitaría la vida pero, a pesar de eso, ya no tenía miedo. Una extraña sensación de paz y seguridad la envolvían en esos momentos. Se sentía muy bien, relajada pero sobre todo, segura.
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La Premonición
FantasiaAnne no podía quejarse. Tenía unos padres maravillosos, un novio que la quería y hacía cualquier cosa por ella; le iba bien en sus estudios y estaba a pocos meses de graduarse como Diseñadora de Modas. Anne era feliz con su vida tal cual estaba y no...