Capitulo 15 - Reencuentro

329 12 0
                                    

                                             

                                X

La noche en la que Adrian salió de su casa deseando enfriar sus pensamientos y calmar su inquieto espíritu, nunca pensó que iba a encontrarse con alguien que lo hiciese lograr su objetivo con tanta facilidad. Anne —aún podía recordar su nombre, a pesar de que habían transcurrido varios días desde que se habían encontrado— había sido como un bálsamo que había dejado una sensación bastante placentera en él.

Pero eso nada tenía que ver con romance o con que la chica tuviese algunas de las características que le gustaba que tuviesen las personas a su alrededor, sino con algo mucho más profundo y complicado; algo que ni él mismo podía explicar.

Adrian podía "alimentarse" de las emociones que crecían dentro de ella, a pesar de que éstas no estaban basadas en el miedo y la desesperación. Generalmente éstas eran las emociones más fuertes en los seres humanos y las que tendían a ser captadas mucho más rápido por las personas que tenían la misma capacidad que él.

Ese tipo de emociones, como el miedo, la desesperación y la tristeza, se expanden en el cuerpo velozmente y dejan una fuerte impresión en la persona que las percibe. Quizás por eso los que habían sido agraciados con su Don, tendían a buscar la manera de estar cerca de personas que estuviesen pasando por alguna situación dolorosa, ya que aunque estos estuviesen sufriendo, no importaba que fuese física o emocionalmente, ellos percibirían la sensación de una manera totalmente diferente.

Pero con Anne era completamente distinto. Las sensaciones que él podía percibir con mayor intensidad eran las agradables, las que no tenían nada que ver con penas y dolor. Era la primera vez que le sucedía y estaba de más mencionar que no iba a desaprovechar la oportunidad de obtener lo que más le gustaba de la gente sin muchas complicaciones y sin hacer uso de su preciada magia.

No había tenido muchas oportunidades para comprobar su teoría de que Anne era "única y especial" debido a que se habían encontrado sólo una sola vez. Pero ese encuentro, en el que hablaron sin parar por horas hasta que había empezado a lloviznar, él había estado captando y analizando todo lo que Anne le había dicho. Había estado haciendo un monitoreo de las emociones que había percibido de ella y de lo que esas emociones provocaban en él.

Por suerte, tenía muchísimos años haciendo ese tipo de cosas por lo que no le resultaba difícil, mucho menos complicado, hacerlo mientras trababa conversación con la chica.

Después de que Anne se había despedido de él, había sentido el aire a su alrededor moverse agitadamente, como si la ausencia de la joven le desagradase. Él se sentía de esa manera.

Pero, a pesar de que había deseado en más de una ocasión salir del Castillo y ver si lograba encontrar a Anne en el mismo claro de la otra vez, no pudo hacerlo porque sus obligaciones como Príncipe eran mucho más importantes que sus distracciones. Una de ellas era la de estar pendiente de los asuntos que a su padre no le agradaba tratar.

Gracias a eso había tenido que viajar hacia el Tercer Reino y atender una aburrida reunión con los miembros del Tercer Consejo, los cuales eran los que regían toda esa zona ya que esta, políticamente hablando, carecía de liderazgo.

La situación en aquél lugar era estable debido a que las reglas eran más estrictas y la Guardia mucho más temible que la de los demás Reinos; pero aun así debían mantenerse en constante vigilancia ya que un Reino sin Reinado no era prácticamente nada a los ojos de los demás. Los rumores sobre vandalismo y acciones inapropiadas (algunas veces eran más que rumores) siempre surgían cuando había problemas en algún Reino, provocando en los demás hellavenianos rechazo y odio.

La PremoniciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora