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Había llorado; mucho. Había sentido miedo, demasiado. Esa realmente había sido una terrible noche. La peor de todas las noches que había pasado en el Hellaven. Y todo por culpa de su estúpido ímpetu, de sus estúpidas ganas de querer solucionarlo todo. ¿Quién le había dicho que ella tenía que ser la heroína de esa historia? Si ellos querían matarse entre ellos, bien. Ella no tenía que hacer nada para impedirlo porque no era su problema. Pero por más que trataba de pensar de esa forma, no podía.
Anne siempre había sido una mediadora cuando Solomon y Juliette, sus mejores amigos, discutían. Y gracias a ella lograban olvidarlo todo y hacer las paces. Y, tonto de su parte, había pensando que con Cecil y Luke iba a ser igual.
Pero todo, como siempre, le había salido mal. Anne seguía y seguía cometiendo los mismos errores, haciendo las mismas cosas estúpidas que la hundían cada vez más en la arena movediza en la que se había convertido su vida.
Primero fue cuando pensó que yendo al bosque podría salvarse. Y lo que encontró allí fue un pasaje directo y sin escalas al infierno. Después fue cuando trató de hacerle entender a Cecil que Luke no le había hecho nada (lo que era cierto… hasta la noche anterior. Y eso se lo había buscado ella misma, así que no había sido su culpa), gesto que desató una discusión entre ellos y un incómodo momento de silencio. Y por último, estuvo su acto de valentía (y rebeldía... y estupidez) cuando había decidió romper una de las reglas básicas impuestas por su compañero de casa.
Todo eso se lo había ganado por su impertinencia, por querer hacer cosas que no estaba acostumbrada a hacer. Pero ahora, quería creer, había aprendido la lección. Había aprendido que no era bueno inmiscuirse en asuntos que no le concerniesen y que lo mejor que podía hacer era mantenerse lo más alejada posible de Luke. Mientras tuviese presente esas dos cosas, le iría bien.
Cansada de estar en la cama compadeciéndose de sí misma, se puso de pie y se encaminó hacia el espejo. Como había llorado mucho y dormido poco, su rostro era un completo mapa de zonas oscuras e hinchazones. Su piel estaba más pálida debido a la falta de sol, y sus ojos estaban opacos, tristes. Su cabello, el cual siempre había llevado casi a la altura de los hombros, estaba un poco más largo y algo más rojizo, las raíces varios tonos más claras que el resto del cabello.
El tiempo estaba pasando y ella no lo estaba percibiendo. Sus sentimientos estaban cambiando y ella tampoco los estaba notando. Antes, cuando recién había llegado al Hellaven, había pensando en su familia y en su vida todo el tiempo. Ahora apenas si se acordaba de ellos. Y eso la hacía sentirse miserable y culpable. Su familia en esos momentos estaría devastada por su perdida, sufriendo a cada segundo porque ya no la tenían entre ellos.
Sus padres, que siempre habían estado con ella. Solomon, con el que había planeado casarse a finales de ese año. Juliette, que era como la hermana que sus padres nunca le dieron. Paul, su pequeño y adorado hermanito. Todos ellos ahora eran como manchas borrosas en su cabeza. Sus recuerdos de ellos estaban desapareciendo como si de una acuarela bajo la lluvia se tratase. Y estaba segura de que era por culpa del Hellaven. Ella, por voluntad propia, no se olvidaría de sus seres queridos. Nunca.
Después de ponerse los zapatos, salió de la habitación rumbo al salón. Le había dado tiempo suficiente a Luke para que hiciese y deshiciese en la casa, ahora le tocaba a ella hacer lo mismo. Aunque lo máximo que haría sería sentarse en un sillón a leer un libro.
Al llegar al lugar, vio que estaba oscuro, apenas iluminado por las pocas llamas que quedaban en la chimenea. Lentamente, para no golpearse con ningún mueble, se encaminó hacia su sillón favorito: el que estaba más cerca de la chimenea y del cual se podía ver a través de la ventana, el Hellaven iluminado por la luz de la luna. Era una vista hermosa, debía admitir.
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La Premonición
FantasíaAnne no podía quejarse. Tenía unos padres maravillosos, un novio que la quería y hacía cualquier cosa por ella; le iba bien en sus estudios y estaba a pocos meses de graduarse como Diseñadora de Modas. Anne era feliz con su vida tal cual estaba y no...