Capítulo 27 - Ayuda

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                                         X

Lucie estaba notoria y espantosamente sorprendida, y su reacción no hacía más que preocupar a Anne. Aunque debía admitir que no estaba del todo sorprendida. Ella era una terrana, una conocida y peligrosa amenaza para ese mundo y su gente, por lo que era normal que los hellavenianos reaccionasen de esa forma. Le hubiese sorprendido si Lucie no se hubiese escandalizado de la manera que lo había hecho.

Anne trató de acercarse a su amiga, con las manos en alto en señal de rendición y con pasos lentos y cortos, pero Lucie, en medio de su terror, dio unos pasos hacia atrás alejándose de ella. El miedo le desfiguraba el rostro y las lágrimas corrían libres por sus sonrojadas mejillas. Anne no sabía si lloraba por miedo o por otra razón; quizás por la decepción y la tristeza que sentía al saber que su mejor amiga era una terrana, alguien que estaba en lista directa para morir en manos de la implacable Guardia.

— ¡Aléjate de mí!

Gritó, con toda la fuerza que su miedo le ofrecía, y Anne se acercó unos pasos más a ella, dejando que varios "Shh" saliesen de sus labios para tratar de calmarla, haciendo a un lado el hecho de que Lucie seguía retrocediendo. Lucie temblaba y estaba bastante asustada, no de ella sino por lo que acababa de descubrir, quería creer. Y si seguía comportándose de esa manera alguien podría entrar a la habitación y tratar de averiguar qué estaba pasando. Y eso a Anne no le convenía en lo más mínimo.

—Lucie, por favor, deja de gritar. Si alguien te escucha…

La única respuesta de Lucie fueron más lágrimas corriendo por sus mejillas y el haberse encogido más en el rincón en el que había quedado atrapada, mientras negaba frenéticamente la cabeza y algunas palabras que Anne no lograba entender salían de sus labios. Su miedo parecía aumentar con cada paso que Anne daba, pero eso no le impidió a la chica seguir acercándose.

—Lucie, por favor, cálmate. Yo puedo explicártelo todo…

— ¡¿Qué vas a decirme?!

Explotó y Anne no pudo evitar dar un paso hacia atrás debido a la sorpresa, aunque se repuso inmediatamente. Aunque el miedo estaba empezando a hacer mella en ella y los nervios empezaban a comérsela por dentro, ella se mostraba tranquila y serena, esperando con eso lograr calmar a su amiga. Pero sus intentos estaban siendo en vano.

— ¿Qué vas a decirme? ¿Que lo que acabo de descubrir es mentira? ¿Que tú no eres una terrana y yo me equivoqué? ¿Que todo es un truco?

Seguía hablando en voz alta, con el miedo y la decepción resbalándose con cada palabra, y Anne se sintió más nerviosa y asustada de lo que ya estaba en un principio. Tenía miedo de que Lucie decidiese dejarse llevar por sus emociones y solucionar el problema con sus propias manos. Tenía magia y la capacidad para hacer cualquier cosa. Anne, terrana al fin, no iba a suponer una gran amenaza, mucho menos iba a poner mucha resistencia.

La menor de las dos, tentativamente dio unos pasos más al frente y por suerte, Lucie esta vez no retrocedió. De todas formas, no quedaba mucho espacio por el que moverse; había quedado atrapada en una esquina, en donde se encogía ante el más mínimo movimiento que hacía Anne como si temiese que la chica pudiese hacerle algo.

Anne decidió no seguir tentando su suerte y se detuvo a una distancia considerable de Lucie, desde la cual la miró con la expresión más desarmada que podía tener. Y, en señal de paz, bajó los brazos para que la chica no se pusiese a la defensiva o sintiese amenazada; no es como si Anne pudiese hacerle algo, de todas formas.

Lucie, quizás en un acto que demostraba que estaba cansada de mostrarse tan débil y vulnerable, algo para nada característico en las personas de su especie, se limpió las lágrimas del rostro con un movimiento rápido —y quizás algo brusco— de sus manos y miró a Anne con sus claros ojos azules serios y decididos; lo bastante serios y decididos que podían estar estos con lágrimas en ellos.

La PremoniciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora