Capítulo 35 - Primera Clave

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El beso fue corto, la simple unión de sus labios con los de Anne, pero la cantidad de emociones que lo embargaron en esos momentos hicieron que una cálida sensación burbujease dentro de su pecho, como si estuviese en lo más profundo y rápidamente se incorporase a la superficie, explotando en una lluvia de colores. Ese sólo pensamiento le hizo esbozar una sonrisita al darse cuenta de lo cursi que sonaba, pero no le importó en lo más mínimo. Se sentía demasiado feliz en esos momentos.

Pero así de rápido como había llegado aquella felicidad que sentía, al igual que el extraño deseo que había tenido de besarla —y de volver a hacerlo—, llegó el recuerdo de que Anne estaba en una relación con el Príncipe y de que parecía feliz a su lado. 

Luke no pudo evitar recordar la expresión que había adornado el rostro de la joven cuando había estado junto a su novio, como sus manos habían estado entrelazadas y como ella se había inclinado para buscar estar más cerca de él. Sintió como su corazón se hundió en su pecho y como un peso se apoderó de su estomago con sólo hacerlo. 

Anne no era para él, no iba a serlo nunca. Tendría que resignarse y hacerse a la idea de que por más que él desease lo contrario, eso no iba a cambiar. Pero ese era un pensamiento que era muy difícil llevar a acción y Luke sabía que le iba a tomar tiempo o quizás ni siquiera lo lograse. 

Anne volvió a removerse sobre la cama y esta vez él tuvo que hacerse a un lado, con un pequeño mohín apareciendo en sus labios. Si hubiese sido por él, se hubiese quedado ahí en la cama, con ella, todo el tiempo; pero sabía que no sería lo correcto. De todas formas, no sabía como Anne iba a reaccionar cuando se despertase y lo viese junto a ella, así que era mejor prevenir que lamentar. 

A regañadientes se bajó de la cama cuidadosamente para no despertarla, y aún con el pequeño libro en mano, se encaminó hacia el armario para sacar una cobija con la cual cubrir a Anne. El hechizo que la había estado rodeando minutos antes, ese que le había hecho verla como cuando la había conocido, había desaparecido, dejando a una frágil Anne sobre la cama. 

Contrario a Leus, que podía ver a Anne completamente como se encontraba en la realidad, sin hechizos que interferían en su visión, Luke la veía doble, como si pudiese ver a través del hechizo que su cuarto controlador mantenía sobre ella; como si la verdadera Anne estuviese recubierta por una capa mágica con su forma. 

Era algo extraño y hasta cierto punto inquietante, pero a medida que iba pasando el tiempo la imagen real de Anne frente a él iba haciéndose más nítida, el hechizo desapareciendo lentamente de su vista.

Lanzándole una mirada más, Luke no pudo evitar sentir una ligera punzada de temor al verla yacer inmóvil y frágil sobre su cama, como si temiese que Anne no fuese a despertarse de su sueño. Se encaminó hacia la salida con pasos lentos, casi arrastrando los pies y después de lanzarle una última mirada a la chica y de volver a hacer a un lado esos pensamientos que lo empujaban a quedarse allí, se dirigió al salón. 

Anne estaba bien, iba a estar bien, así que no había nada de qué preocuparse. 

                          oXo

Luke, aunque estaba cansado, no tenía sueño, por lo que pensó en aprovechar el tiempo de la mejor manera posible; estudiando el libro, tratando de ver qué averiguaba sobre él. Aún era temprano, si lo comparaba con la hora regular a la que solía irse a la cama, así que no había nada de malo en que decidiese quedarse en el salón en vez de irse a descansar. 

Así que se dirigió al sillón que estaba más cerca de la chimenea y se dispuso a revisar el libro desde todos los ángulos posibles bajo la cálida luz amarillenta que bañaba la estancia. 

La PremoniciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora