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Edna había salido de viaje con la vaga esperanza de encontrar algún tipo de información útil que le ayudase con su objetivo de regresar a Anne a su casa; pero había salido con la seguridad de que se estaba embarcando en una empresa demasiado difícil (por no decir imposible) de llevar a cabo.
Estaba en el Hellaven, después de todo, un mundo en el que los terranos eran temidos y cazados para poder alargar un poco más el tiempo de vida de su propio mundo. Era de esperarse que todo lo relacionado con las personas del otro lado de la puerta no fuese bien recibido.
Y no sólo estaban las dificultades que pudiese encontrar en el camino. También había que mencionar el hecho de que estaba dejando al objeto de su investigación en la casa de uno de los hellavenianos que aparentemente despreciaba a los terranos más de lo normal.
Ella no sabía con exactitud cuál era el motivo de tanto odio (pensaba que ni siquiera el propio Luke lo sabía) pero sí estaba segura de que él no iba a hacerle la vida nada fácil a Anne. No es que le importase o le preocupase. Mientras la chica estuviese oculta y alejada de la vista de la Guardia, ella no tenía problemas con nada más.
También estaba Cecil el cual, aparentemente, se estaba encariñando demasiado con la chica. Era eso, o esa obsesión suya por "sentir el calor de su piel" estaba llegando a extremos un tanto peligrosos y eso era lo que ella menos quería. Iba a tener que tomar cartas en el asunto cuando regresase.
Edna y su empresa tenía demasiadas cosas en contra y muy pocas a favor.
Aún así, salió de viaje, después de una seria conversación con Anne. Aún recordaba la expresión de terror en sus ojos, y el pánico que había en sus palabras cuando le había pedido que no la dejase allí. Esa había sido la primera vez que veía a la chica mostrando vulnerabilidad, por lo menos abiertamente.
Y la verdad era que la visión le había gustado, quizás demasiado como para que fuese algo normal. Pero el hecho de que Anne estaba sufriendo no era suficiente incentivo como para que ella decidiese no hacer nada y dejarla vivir allí con ellos. Era peligroso, no sólo para la chica, que iba a terminar muerta si la encontraban, sino también para ellos, que posiblemente sufrirían un poco más debido a que sus acciones serían juzgadas como traición.
Así que, aunque la idea de dedicarse a una investigación intensiva sólo para ayudarla le pareciese un tanto desagradable, tendría que hacerlo porque su pellejo (y el de los otros dos hombres) estaba en riesgo mientras esa chica siguiese con ellos.
Suspiró. Jodida la hora en la que se le ocurrió salvarla.
Su primera parada fue la biblioteca de la ciudad. Prácticamente se internó en aquel recinto grande, de techo alto y abovedado, repleto de estanterías tan altas que no parecían tener fin.
Lo primero que hizo fue buscar en los libros que hablaban sobre la historia del Hellaven y la creación del mismo. La búsqueda se le hizo eterna, y no era sólo por el hecho de que la mayor parte de los libros de la biblioteca eran sobre historia del Hellaven; era debido al hecho de que en la mayoría de los libros se hacía una mínima mención sobre los terranos, tan mínima que no valía la pena ni recordarla.
Después de varios días revisando (con ayuda de la magia, por supuesto) los libros sobre el Hellaven, empezó a buscar en los que hablaba sobre los Recolectores y los Encargados de la Limpieza.
En esos libros encontró mucha más información referente a los terranos, incluso aprendió cosas que no sabía sobre su propio trabajo (a pesar de que llevaba muchísimos años ejerciéndolo) pero no encontró nada relacionado con los terranos vivos.
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La Premonición
FantasiAnne no podía quejarse. Tenía unos padres maravillosos, un novio que la quería y hacía cualquier cosa por ella; le iba bien en sus estudios y estaba a pocos meses de graduarse como Diseñadora de Modas. Anne era feliz con su vida tal cual estaba y no...