Capítulo 43

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POV Lauren

Miraba mi estudio con atención antes de tomar la brocha y empezar a pintar las paredes blancas una vez más. Aquellas paredes tenían un montón de pintura y pensé que sería una buena idea pintar sus paredes como símbolo de querer empezar todo de nuevo. Al menos eso me había sugerido mi terapeuta y la verdad es que si le hacía falta que fuera pintado.

- Esto nos llevará horas. - Bea se quejó y yo reí levemente.

- Gracias por ayudarme en esto, Bea. Sé que muchas cosas que haces por mí no está incluido en tu paga y lo valoro demasiado.

- No hay problema, me agradas. - Ella sonrió. - Creo que es una buena experiencia trabajar contigo, Lauren.

- Lo mismo digo. Bea, ¿Qué haces en tus momentos libres?

- Me gusta escuchar música y esa clases de cosas, no sé lo de la gente normal. - Ella se encogió de hombros. - La verdad es que no tengo mucho tiempo libre, pues suelo dormir siempre.

- ¿Y no hay nadie especial en tu vida? - Ella me miró antes de hacer una mueca.

- La verdad es que terminé con mi novio hace unos meses, pero tampoco era el hombre de mi vida. Supongo que cuando esa persona especial llegue lo sabré, como supongo que lo supiste tú cuando llegó Camila a tu vida. - Yo le miré antes de asentir.

- Si, siempre supe que Camila iba a ser alguien importante en mi vida, pero al principio no quise admitirlo y tampoco imaginé lo importante que resultó ser.

Entraba a la nueva secundaria algo enfadada con mi hermano que no paraba de molestar con que le enseñara a conducir y eso claramente no pasaría. Era menor aún como para aquello y lo conocía perfectamente, era un estúpido y no quería ser responsable de haberle enseñado a conducir a un tonto como él. Iba algo distraída cuando una castaña chocó conmigo volteando su café encima de mis manos.

- Auch. - Gruñí, cuando le vi me quedé algo sorprendida. Era muy linda, supongo que mudarme a Miami no sería tan terrible.

- Oh mi Dios, lo siento tanto. - Ella se disculpó rápidamente y me miraba algo preocupada. - Dios, te acabo de quemar tus manos. Están rojas.

- Tranquila, no hay problema. - Cuando me intenté alejar ella tomó mi brazo obligándome a caminar entre los pasillos. - Hey, ¿Dónde me llevas?

- A la enfermería, quiero asegurarme de que tus manos estén bien.

- Sería bueno que te presentaras, así tendría un nombre para poner una demanda. - Ella me miró por el rabillo del ojo y cuando le sonreí se sonrojó.

- Soy Camila Cabello.

- Es un gusto, linda. - Ella abrió la puerta de la enfermería. - Supongo que luego de esto merezco algo a cambio.

- Uhm, tendría que ver si mi novio...

- Oh, tienes novio. - Dije algo decepcionada, ella era linda, pero bueno. - Puedes dejarme e ir a tu clase, no moriré ni te demandaré.

- Yo...

- Hablo en serio. - Me puse seria. - Déjame.

- Cuando lo mueves rebota como un yoyo. - Camila me miró sonrojada antes de apagar la televisión.

- Ya han vuelto. - Beatrice solo rio al ver la cara de vergüenza de Camila. - ¿Cómo ha ido todo?

- Bien, aunque pintar ese lugar me pareció eterno. Deberías decirle a Lauren que pinte en algún papel o algo, no en las paredes. - Bea se fue a la cocina. - Prepararé la cena antes de irme.

- Gracias Bea. - Camila le agradeció.

- Me gusta cuando bailas con las canciones que te gustan. - Camila sonrió.

- De seguro recuerdas cuando me pediste ese baile...

- No, recuerdo la vez que fuimos al baile y terminamos bailando juntas. - Camila me miró sorprendida.

Entré al gimnasio y suspiré, estaba cansada pero lo estaba haciendo por Camila. Sabía que ella aún quería exponer nuestra relación por respeto a Austin, pero quería que le acompañara y aunque en un principio me había resistido, terminó convenciéndome. Verónica y Lucy ya se habían perdido en la multitud de la pista de baile y junto a Alexa buscamos la mesa en donde estaban las chicas.

- Llegan tarde. - Dinah fue la primera en hablar cuando nos sentamos.

- Verónica quería pasar a comer antes, lo siento. - Alexa sonrió amablemente.

- Ya van a anunciar al rey y la reina. - Dijo Normani. - Han sido semanas duras en la escuela, quiero saber quiénes serán los elegidos.

Al mencionar aquello pude sentir la mirada preocupada de Camila. Desde que Luis me había golpeado por dejarlo y hacerle la broma luego de que él amenazara a Camila, ella siempre me miraba así y aquello no me gustaba, me hacía sentir débil. Además, aún tenía algunos moretones que Luis me había dejado.

- Camila... - Murmuré y ella desvío su mirada.

- Y ahora los reyes. - El director llamó mi atención. - Sorprendentemente han aparecido personas que no estaban corriendo por esta competencia. El rey del baile es Troy Ogletree y su reina Lauren Jauregui.

Aquello nos había tomado a ambos por sorpresa, Troy era popular por lo cual a mí no me parecía extraño, pero nunca pensé que luego de todos los problemas con Austin algo así pasaría, tampoco era algo que fuera relevante para mí, pero si me habían sorprendido.

Había sido una noche horrible, Camila apenas y me había hablado un par de veces. Cuando el baile en su punto máximo, había aprovechado mi oportunidad para llevar a Camila lejos, entramos al salón de química y me percaté que nadie nos hubiera seguido.

- Lauren, deberíamos...

- No, me vas a escuchar. - Dije seriamente. - No me sigas viendo como si fuera una persona frágil, no lo soy. Soy una mujer fuerte, usualmente no dejaría que un idiota como Luis me hiciera algo así, si lo dejé fue porque sentí que lo merecía. Soy una persona horrible, Camila. Pensé que era mi karma por todas las personas que utilicé y así quizás te iba a merecer.

- Lauren, tú eres una persona maravillosa. - Ella se acercó a mí. - No vuelvas a pensar que no me mereces, no te desprecies, yo soy quien decide si eres buena para mí o no. Puede que esté equivocandome o puede que no, pero quiero descubrirlo. Sé que bajo toda esa apariencia, está la Lauren Jauregui que me ha enamorado.

- ¿Enamorado? - Camila se sonrojó y yo sonreí levemente. - ¿Podemos bailar?

- Lauren, Austin sigue...

- Bailemos aquí, sé que la música no llega hasta aquí. - Saqué de mi bolso mi celular y puse una canción en aleatorio, gracias a Dios era una canción lenta.

- Okay. - Ella pasó sus brazos por mis hombros y escondió su cara en mi cuello mientras yo tomaba su cintura. Sin decírselo, había guardado ese momento como uno de los más importantes en mi vida.

High Hopes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora