Capítulo 9

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- - - Salida, Solución - - -


6 meses antes...

El frío es un gran impulso a conseguir las medidas desesperadas para conseguir calor. Pero si en éste te encierras demasiado, también es vital salir al aire fresco. Pero éste calor es abrazador, aquel calor que te hace dudar de la paciencia, desborda tu inquietud y te lleva a perder el autocontrol.

James frotó sus manos encerrándolas en su propio cálido aliento. Sintió cada una de sus extremidades congelarse por la brisa. La llovizna alcanzó a mojar parte de su gorro de lana y su chaqueta de cuero cada vez se acercaba a una textura de rigidez total.

Se sentía más perdido de lo que estaba en realidad, pero ése había sido su único día de escape. Después de la mañana de ese mismo día al despertar por haber escuchado el aparcamiento de varios automóviles, se asomó por la ventana y pudo ver varias a patrullas y algunas camionetas pertenecientes al FBI. Al instante supo a qué venían.

Se apresuró a empacar ropa, metiéndola a como diera lugar en su mochila, y por la ventana de su baño, logró escapar lléndose por el tejado de las otras casas que estaban en conjunto.

Sabía que desde aquella discusión con sus tíos la noche anterior, nada iba a ser igual, supo que ellos no dejarían pasar el hecho de que era algo subnormal, algo fuera de éste mundo. Por alguna razón, no pudo controlar la ira contenida y en un acto rasgó la mesa entera dejando a ver sus garras y un color fuera de lo común en el iris de sus ojos.

Sintió como si hubiese desatado lo inevitable y que tanto hubiera deseado retener. Había tenido el control durante todos estos años, ¿Por qué le había afectado ésta vez? Estaba a un día de la luna llena, ¿Por qué sintió que el efecto comenzaba antes?

Se sentía aturdido, asustado, confundido, enojado por ser así, pero nada le afectaba más que el hecho de escuchar a dos de las personas más importantes en su vida decir hacia uno de los oficiales:

<<Él está arriba, todavía duerme>>

Desde ahora no sabía de qué dependía su vida, ya no tenía a nadie con quien contar.

Caminó y caminó varios kilómetros, los suficientes para creer mantenerse a salvo de cualquier unidad de policía que haya iniciado una búsqueda en él. Pero pronto, un nuevo obstáculo se cruzó. La noche caía y el Sol se ocultaba, ¿En dónde pasaría la noche?

Caminaba por la orilla de una carretera poco transitada, se detuvo y esperó a que una empática persona se apiadara de él y que le diera un ride. Estaba todavía a 114 kilómetros de la ciudad más cercana pero poco a poco la temperatura bajaba.

Pasaron, uno, dos, tres, doce, veinte vehículos y ninguno pareció querer detenerse y ayudarlo. Comenzó a nevar, lo cual causó más preocupación a James, pero finalmente, un viejo, antiguo y gastado vehículo se detuvo a su lado. Agradecido, se acercó con torpeza y tocó la ventanilla del copiloto.

Esta se encontraba escarchada por lo que sólo figuras borrosas se hacían ver dentro de él. Lentamente la ventanilla se bajó jalada de una palanca dejando a ver dos hombres dentro. Estos lucían altaneros y dejaban la advertencia clara de que por cualquier cosa, éstos podrían descargar toda mala intención.

Lo miraron y él los miró. Comenzaron a evaluarlo con detalle como si la tormenta que se acercaba no pusiera en peligro al chico. Después de un par de minutos, el copiloto ladeó la cabeza en una seña para que James se subiera a la parte trasera. Y así lo hizo.

Durante unos minutos se basó en no saber a dónde se dirigían, ellos guardaban silencio y James deseaba que le preguntaran o iniciaran alguna clase de charla que no le hicieran arrepentirse de haber subido. De repente, el auto dio una vuelta muy repentina deteniéndose a unos metros de la carretera. Antes de poder preguntar algo, ambos hombres en la parte delantera, se giraron con una arma en mano.

And now? - ScaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora