Capítulo 24

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Capítulo dedicado a: Satanica66616


- - - Rumbo sin destino - - -

Entre todas las explicaciones sacadas de leyendas, mitos, cuentos, historias ficticias, etc. a aconteciemientos de los últimos años, al alfa ya nada podía sorprenderle tanto, y al resto de la manada tampoco. Fuera otro grupo de kanimas, hombres lobo descontrolados, quimeras, kitsunes, tercos cazadores sedientos de poder, berserkers... e incluso duendes o hadas. Ya no sabían ni qué esperar.

Pero, la duda de lo que tal vez sería, no era lo único que persistía en la mente de Scott. ¿Habrá otro ataque? ¿Quién o qué serán las próximas víctimas?

Y como en todas las ocasiones anteriores: ¿Qué rayos querían esta vez?

¿Y por qué siempre con malos propósitos?

Cuando llegó a la clínica, todos le esperaban. Por un momento observó los rostros de sus amigos con la esperanza de que en ellos, hubiese un minúsculo indicio de una respuesta no tan aterradora.

Pero lo que vio fue lo contrario.

Más bien, lo que vio, nunca lo había visto en ellos. No lucían petrificados, alarmados, ni pálidos; lucían ojerosos, con los párpados cansados pese a que pudieron dormir bien, los hombros caídos y sin luz en sus ojos. Pero, ¿Por qué?

Deaton salió, le miró y lo invitó a pasar, pero no sin antes colocarse una mascarilla cubre bocas. 

-¿Pero qué...?

-Te explico adentro.

Miró a su mejor amigo, y este asintió.

-Necesitas verlo.

Cuando entró, le sorprendió ver todo sellado; las demás salas cerradas; todas las luces apagadas y sólo la pequeña luz parpadeante color verde del congelador de sales y recolección de muestras.

Llegaron a la clínica, su escritorio y su laboratorio entero estaban en completo desorden; papeles por ahí y por allá; tubos de ensayo en todas partes, vacías o chorreantes...

-Lo que sucedió el martes de la semana pasada dejó muchas incógnitas y la evidencia que te dije que analizaría.

-¿Y...?

Deaton suspiró dándole una advertencia de que, lo que diría a continuación, no sería bueno en lo absoluto.

Sacó de uno de los estantes una caja. Notó que esta estaba pesada al ver las expresiones de Deaton, quien hacía leves esfuerzos para no tirarla.

-¿Tan pesada es?

De inmediato, Scott se acercó para ayudarlo y lo corroboró al sostener la caja para después depositarla sobre la camilla de metal.

-La evidencia no, la caja sí.

Y así fue como Scott se asomó en el único y grueso vídrio que tenía aquel cubo hecho de metal de acero.

Observó una piedra color verde turquesa; radiente y distorsionada por el material de cristal, reflejando pequeños puntos azules y anaranjados.

-Es... bellísima.

-Pues esta ha sido la causante de todo: Los ataques, el descontrol en uno mismo...

Deaton hizo que Scott ahora prestara atención en los análisis de las computadoras. Había todo tipo de gráficas en cada uno de los tres aparatos.

And now? - ScaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora