Capítulo 31

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- - - Nada es lo que pensabas - - -


Malia se sintió mejor. Esta inseguridad se había disipado al pumto de casi no pensar en ello teniéndolo a él a su lado, y al resto de sus amigos también, las únicas personas más importantes en su vida. Aunque si podía ser sincera consigo misma, era Scott el que sostenía en ella una gran tranquilidad.

Pero nada de inconvenientes podían desaparecer por completo, no cuando el ejército comenzó con la exhaustiva búsqueda de los retenidos en la cárcel. El gobierno y el resto del pueblo, quisieron hacerse a la idea de una alianza, algo planeado entre los acusados para poder escapar, y otra teoría -dicha y corrida a espaldas del gobierno- que estos mismos habían colaborado.

Lo que sí quedó claro y asegurado, fue que ya no habría traba, obstáculo, excusa, o situación alguna que separase a la manada. Ya no más. No hicieron falta las palabras de un extendido sermón sobre los problemas que ya habían pasado y sus consecuencias por no estar unidos. Ni una palabra hizo falta, nadie de la manada las necesitaba; aprendieron, corrigieron, cayeron y volvieron a aprender, cada uno por experiencia propia sobre la importancia de una unión. Miradas y apretón de manos fue lo que selló el tratado de alianza completa y confianza eterna, dejando en claro que la amistad siempre sobresaldría ante cualquier situación.

La clínica se convirtió en un cuartel, una cueva para alejarse de todos y todo.

-Esta es la piedra -Stiles levantó el objeto ante los ojos de todos, después Scott levantó una pequeña caja blanca.

-Y este el dispositivo que lo rastrea -Explicó. -Está claro que esta piedra no es la única. La alteran y la manipulan en diferentes formas y estados. Para el nivel del caos que podemos ver, podemos asegurar que hay más de cien. Ahora, el dispositivo reconoce y mide los niveles de radiación que emita cualquier piedra. No nos muestra un mapa de dónde se ubica, pero sí nos indica qué tan cerca estamos de una u otra conforme los niveles suban o bajen.

Caminó hasta el otro lado de la habitación y levantó el dispositivo en alto.

-Niveles de radiación: cero. -Después, regresó con los demás, pegando el aparato justo al lado de la pequeña piedra. -Nivel: Quince.

Radiación. La plabra que en un principio les causó a cada uno de ellos estremecerse hasta la médula, ahora la veían como la única advertencia; el recordatorio de poner fin a esta pesadilla. Ninguno que estuviera ahí presente estaba a salvo de ese artefacto radioactivo, temieron y consideraron en excluir del plan a Stiles y a cualquier otro de la manada que no tuviera el poder de restaurar tejidos o recrear células con mayor velocidad, pero en eso realizaron que ya ninguno de ellos tenía esa capacidad de sanar heridas parcialmente rápido.

Y comenzaron a marcar las zonas, punto a punto de dónde empezarían. La manada se dividiría en dos solamente, ni uno más ni uno menos. Empezarían por extremos diferentes y se juntarían en el centro; tratarían de rastrear el interior y después en el exterior de la ciudad. Empezarían inspeccionando farmacias, la preparatoria y la secundaria, después en los diferentes antros, y así hasta recorrer el pueblo entero.

-¿Todo en menos de doce horas?

Los chicos miraron al aturdido y cansado Liam, quien esperaba un "no" como de ensueño. Comprendían al pequeño beta, pero no les quedaba de otra.

Al tomar la iniciativa por salir de ahí, se encontraron con una sorpresa que les hizo ver que su plan ya no pareciera del todo imposible.

Argent, Peter, Derek y cerca de una docena más de personas, estaban afuera, en el estacionamiento, viendo a cada uno de la manada. Los chicos abrieron tanto los ojos por verlos, y también se cuestionaron sobre el resto de desconocidos ahí rodeándoles.

And now? - ScaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora