Capítulo 3

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  [ Mensaje : Pásate por Insane; ]   



________ tomó su bolso y su móvil. Se aseguró de que no había quedado nada en su escritorio, que fuese a necesitar luego, y se marchó hacia la oficina de su jefe. Tocó la puerta una vez pero no obtuvo respuesta. Esperó dos minutos y volvió a tocar.

―Pase.

_________ respiró hondo y abrió la puerta. Su jefe, quien estaba guardando unos papeles en su maletín, volteó a verla. Enarcó una ceja.

― ¿Y tú a donde crees que vas? 

________ palideció.

―A mi casa, señor. Son las ocho de la noche.

―No has terminado de archivar los documentos y dije que debías tenerlo listo par hoy.

________ suspiró.

―Si, señor.

Se dio la vuelta y volvió a su escritorio. Lanzó el bolso y el móvil sobre él y tomó asiento. Se haló el cabello, frustrada ¿Por qué su jefe no podía ser...más amable? Pareciera que tuviese algo en su contra. Claro, estaba molesto porque se había negado a tener sexo con él. Vaya, que buena noticia.

Observó como su jefe salía de su oficina. Vestía de un elegante traje negro, en una mano llevaba su maletín y con la otra sostenía el móvil mientras hablaba con el. ________ resopló. Si, él podía irse mientras ella debía archivar una docena de archivos. Sin más remedio, tomó su móvil y se puso de pie. Lo guardó en su escote y tomó el bloque de archivos que había dejado en una esquina de su escritorio. Esperaba poder hacer todo eso mañana e ir directamente a descansar. Totalmente equivocada.

Caminó directamente hacia el cuarto de archivos y abrió la puerta de una patada. Caminó a tientas, buscando el carro que usaban para cargar el exceso de archivos. Respiró de alivio al no tener que seguir cargándolos y se dispuso de inmediato a organizarlos. Cincuenta y dos archivos y todos dispersos. Genial, era una pésima manera de pasar un cumpleaños.

Tomó dos archivos y caminó hacia el archivero dieciséis. Introdujo el código y acomodó los archivos. Volvió hacia el carro y tomó dos más. Archivero doscientos once. Guardó el archivo. Archivero veintitrés. Caminó de regreso y al encontrar el archivero guardó los documentos. 

Y repitió el proceso, viniendo de aquí para allá. Guardando algunos, sacando otros. Introduciendo códigos, cambiando otros. Agotada, se permitió descansar dos minutos antes de regresar a su escritorio. Ya guardados todos los archivos, debía asegurarse de que los documentos que su jefe le había dado para mañana estuvieran bien redactados, firmados por él, fotocopiados y por último archivados. Mañana sería un día pesado. Su jefe tenía una reunión importante sobre el gran evento que ha de organizar en dos semanas. Quería cuadrar los últimos detalles. En resumen, mas trabajo para _________.

Fue al centro de copias con los documentos en mano. Acomodó las carpetas e introduciendo el código de seguridad abrió la puerta. Estaba harta de la paranoia de su jefe y esa obsesión que tenía por la seguridad. En fin, no podía opinar. No a menos que quisiera ser despedida.

Al terminar de fotocopiar los documentos, rebuscó entre los cajones de su escritorio unos sobres para guardar los papeles. Los nombró y le colocó el número del archivero donde van a ser guardados. Ya terminado esa parte del trabajo, fue a buscar un café.

Justo cuando estuvo a punto de abrir la puerta, notó que dentro había alguien. Por la silueta, podía decir que era un hombre. Uno alto y que cargaba algo en su mano. Un arma. ________ abrió los ojos como platos y notó como su corazón comenzó a latir a prisa. Retrocedió de inmediato y, como no se le ocurrió mejor idea, se metió dentro del cuarto de archivos. Corrió, asustada, y se ocultó ente medio de los primeros archiveros que encontró. Puso ambas manos sobre su pecho y sintió su móvil. Temblando, lo tomó entre sus manos y marcó rápidamente un número.

―Departamento de policía de...

―Escuche, no hay tiempo. Hay un hombre armado en el Butler Desings. Por favor, no...

_________ calló. Escuchó el ruido de la puerta al abrirse seguido de unos pasos. 

― ¿Hola? ―hablaron por el móvil.

Ella lo cerró de inmediato y presionó ambas manos contra su boca.

―Camino despejado, cambio ―habló un hombre.

________ sentía que el corazón quería salírsele del pecho. Iban a venir mas, lo sabía. Y ella estaba escondida, de costumbre, entre los archiveros. Otra puerta volvió a abrirse. Se escucharon más pasos. ________ sollozó en silencio, asustada.

―Bien, muéstrame el archivero ―habló otro hombre.

Enseguida escuchó pasos que se acercaban. ________ comenzó a temblar. Los hombres iban directo a donde ella estaba escondida. Observó de reojo la sombra de los hombres caminar. Cerró los ojos y se abrazó a sí misma.

‹‹Después de todo, mamá y papá, quizá nos veamos antes de lo esperado››

Y con ese pensamiento dejó escapar un llanto desgarrador.






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Manos sucias. j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora