capitulo 51

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Hace calor. Justin se mueve en la cama y suelta una pequeña maldición cuando los primeros rayos del sol lo dejan a ciegas por unos segundos. Estira la mano hacia un lado, pero solo encuentra el lado de la cama vacío.

— ¿________? —musita medio dormido.

Consigue estirarse y ponerse en pie.

— ¿________? —repite.

Abre la puerta de la habitación y sale de ella. El aroma de tostadas, huevos fritos y jugo de naranja le abre un apetito antes inexistente. 

— ¿________? —vuelve a decir.

Escucha un vaso de plástico caer al piso. Deja que el aroma lo lleve hasta la cocina. Y ella está allí, sonriendo como si su día anterior hubiese sido el mejor de todos. Por un segundo, Justin había olvidado las desgracias del día anterior. Pero ese momento duró lo que le tomó verle los golpes del rostro.

— ¿Qué haces despierta tan temprano?

La chica se seca las manos con las servilletas.

—Llevo despierta hace horas —se acerca caminando despacio—. No podía dormir.

— ¿Por qué no me despertaste?

—Te veías cansado.

Él se acerca despacio, acorralándola contra la puerta del refrigerador.

—La que necesitaba descansar eras tú.

—Justin —agita la cabeza—. Fui violada, no me cortaron las piernas.

—No me refiero a eso —la rodea con ambos brazos—. Solo quiero que estés descansada y tranquila.

Nerviosa, recuesta la cabeza sobre el pecho de Justin.

—No es la primera vez —susurra bajito—. Aquel hombre del que te hablé.

—Sh —le besa el pelo—. Lo sé.

— ¿Lo sabes?

—Ajá.

— ¿Y por qué sigues aquí?

—Porque te quiero, tonta —atrapa su rostro entre sus dos grandes manos—. Haces las preguntas más tontas, mujer.

—Mm —musita—. ¿Te sigo gustando?

Él le sonríe con la sonrisa más amplia que es capaz de obsequiarle.

—Me sigues pareciendo la mujer más atractiva y sexy que haya visto alguna vez. No por nada me tienes vuelto loco desde hace diez años.

—Oh, Justin.

La chica se lanza contra su boca, mordisqueando y succionando. Gime, y es una total delicia sentirlo cerca en estos momentos cuando más lo necesita.

—Uy —escucha musitar a Nirvana.

Consiguen separarse un poco, de modo que ella queda en su campo de visión.

—Ignórenme —sonríe con picardía—. Ya hasta la sed se me quitó.

_________ sonríe avergonzada.

—Te sirvo un poco, si quieres.

—No, no. Descuida —sacude la mano—. Se me acaban de ocurrir unas ideas que a Mark le van a encantar.

Les guiña el ojo y desaparece por el pasillo dando saltitos.

—Um —Justin sonríe—. ¿Nosotros en qué estábamos?

La chica sonríe y deja que él vuelva a besarla.

Manos sucias. j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora