Capítulo 13

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  [ Mensaje : Pásate por Insane; ]   


«Soy una gata en celo», pensaba _________ mientras sonreía.

Notó que cada músculo de su cuerpo estaba tenso y adolorido. Por Dios, Justin era un salvaje. Sonrió involuntariamente mientras deslizaba sus dedos por el cuello. Recordaba sus besos, los mordiscos, su aliento chocando contra su piel, las palabras que le susurraba al oído...

Despertó de golpe de la ensoñación cuando notó el olor a quemado. Apagó la estufa y maldijo en voz baja. Adiós carne, adiós cena.

—Mierda —masculló—. ¿Ahora qué mierda hago de cenar?

Justin bajó las escaleras rápidamente al olfatear el olor a quemado. Al llegar a la cocina, descubrió a una _________ desnuda navegando por el cómodo espacio buscando que preparar.

—Los espaguetis me quedan geniales —dijo para ella—. No, no quiero. Mm... Si preparo carne, la voy a quemar de nuevo. Maldita sea. ¡Aja! Creo que con esto puedo preparar una pasta italiana con camarones.

Justin sonrió. Ahí estaba de vuelta la chica loca que lo había enloquecido cuando era un adolescente.

— ¿Qué haces? —le preguntó.

_________ dio un salto. Cuando sus miradas se encontraron, ella se sonrojó. Justin seguía desnudo, igual que ella.

—Se me quemó la carne —le dijo—. Prepararé pasta italiana con camarones, ¿te gusta?

—No la he probado.

— ¿Y por qué tienes tantos paquetes de camarones congelados?

—Ni idea —sonrió burlón mientras se acercaba—. Yo sólo pedí una casa. De la comida se encargó otra persona.

_________ tragó saliva ante su acercamiento.

— ¿E-entonces te parece b-bien?

El castaño sonrió lascivo. La acercó a él de golpe, apretándole el culo.

—Tienes unas manos divinas, nena. Todo lo que haces con ellas es perfecto.

_________ se sonrojó.

—Déjame cocinar, Justin.

El castaño la besó intensamente antes de alejarse.

—Estaré en el estudio —sonrió burlón—. Tengo que trabajar.

Justin se marchó, dándole una magnífica vista de su trasero. Como deseaba seguirle hasta el estudio y...

—A cocinar, ________ —se regañó—. Nada de sexo. Comida. Necesitas comer. Jodida pervertida.

__________ colocó la comida sobre los platos cuarenta minutos más tarde. Preparó la mesa para los dos y tomó uno de los vinos que Justin tenía en su sección privada.

—Justin —lo llamó mientras colocaba los cubiertos—. La cena está lista.

Suspiró cuando se desplomó sobre la silla. Estaba cansadísima. El delicioso aroma de la comida le despertó aún más el hambre.

—Justin —gimoteó—. Tengo hambre. Si no te apuras, empiezo sin ti.

No obtuvo respuesta. Ella comenzaba a preocuparse.

— ¿Justin? 

Asustada, se levantó del asiento y corrió hacia el estudio. Al intentar abrir la puerta, notó que estaba cerrada con llave. Golpeó varias veces.

— ¿Justin? —gritó su nombre—. ¿Por qué la puerta está cerrad...?

Un Justin con el rostro ceniciento abrió la puerta. Estaba vestido. 

—Debieron decírmelo todo...Ahora es demasiado tarde —le hizo una seña para que entrara—. No, no lo haré...Me da igual....No...No es culpa mía.

_________ frunció el ceño, preocupada.

—Será mejor que busquen otra solución...No, no se la llevarán a ninguna jodida parte.

Colgó.

— ¿Todo bien?

—Sí —mintió—. Cosas del trabajo —acarició tiernamente su mejilla—. Tengo que salir.

_________ sonrió tímida.

—Bueno...

—Guárdame un poco de esa comida, que por cierto huele deliciosamente. Trataré de llegar temprano.

_________ asintió sonriente y se despidió de él con un beso fugaz. Justin se marchó, maldiciéndose por haberle mentido.

Manos sucias. j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora