Capítulo 52

808 41 0
                                    


Justin estaba hambriento. No podía pensar con claridad cuando había sido la última vez que había comido desde que consiguió despertar del coma inducido. Le dio el último mordisco al último trozo del pan de su segundo plato. Observaba a Nirvana y a Mark masticar su desayuno mientras carcajeaban como un par de críos. Pero su chica no lucia tan feliz ni hambrienta. Pinchaba la comida con el tenedor, una y otra vez, pero era todo lo que hacía. No comía nada.

—He pensado en un viaje —dice Nirvana—. Podemos irnos los cuatro. Sería lindo.

_________ sonríe un poco.

—Por mí está bien.

Justin no puede evitar fijarse en ella. No se veía bien. Parecía cansada y triste; temió que estuviese reviviendo el momento. Se levanta del asiento y no mira a nadie.

—Voy a… —comienza a decir, pero se le seca la boca—. Voy a tomar un baño.

—Ya habías tomado uno —le dice Justin—. ¿Qué sucede?

Los ojos de la chica se llenan de lágrimas e incapaz de pronunciar palabra sale disparada hacia la habitación. Un Justin frustrado suelta una maldición mientras emprende carrera tras ella, pero no consigue llegar a tiempo y haya la puerta cerrada con llave. Da dos golpes a la puerta.

—No te encierres, ________ Hydes —vuelve a golpear la puerta—. Abre. 

—Quiero estar sola —chilla.

—Quieres, pero no te lo voy a permitir. Abre ya.

—Por favor, Justin. Necesito estar sola.

—No —gruñe—. No voy a dejarte sola para que pienses en lo que pasó.

—Justin…

Frustrado, golpea la puerta con el pie.

— ¡No! —grita—. Si vas a llorar, si vas a quejarte, si quieres deprimirte pensando en lo que pasó, hazlo. Pero conmigo. Acaba de entender que no me voy a ningún lado, ostia. 

—Lo vas a hacer —gimotea—. Vas a cansarte de mí.

—Pero sí que eres tonta, mujer. ¿Cómo mierda te lo digo? Estoy enamorado de ti. No puedo volver a irme, me moriría. Te necesito. Te necesito más de lo que pudieras necesitarme tú a mí.

—No es cierto.

—Oh, nena. Sé que no estás pasando por un buen momento, que estás muy sensible y llena de inseguridades, pero cree en lo que te digo. _________, te necesito. Te amo, por favor ábreme. No te cierres a mí, cielo.

Tras unos largos segundos en silencio, la puerta de la habitación comienza a abrirse lentamente dando paso a una chica temblorosa con los ojos enrojecidos.

—Yo también te amo —se lanza sobre él—. No me dejes nunca, por favor.

Justin la cubre con cariño.

—No, preciosa.

— ¿Me lo prometes?

—Te lo juro.

La chica se aferra más a él.

—Gracias por estar conmigo.

Él sonríe.

—Se siente riquísimo estar contigo.

—Justin…

— ¿Mm?

—Tengo miedo.

—Mm, ¿por qué?

—Por papá, por Katliana ¿Qué tal si vuelven?

Justin frunce el ceño.

— ¿Por qué Katliana?

El cuerpo de la chica se estremece.

—Ella me llevó con Magnus.

Justin sostiene su rostro entre sus grandes manos.

—Ellos jamás, escucha bien, jamás van a volver a hacerte daño.

Se dejó envolver por sus brazos y se permitió sentirse segura, como siempre que él la resguardaba.

Manos sucias. j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora