Capítulo 19

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  [ Mensaje : Pásate por Insane; ]   


_______ suspiró mientras terminaba de limpiar la mesa. Estaba cansada tras haber pasado toda la noche despierta.

«La culpa es de Nirvana», pensó.

Había pasado todo el año apenas pensándolo, recordándolo vagamente, concentrada en mantener su empleo o conseguir uno nuevo cuando lo perdía. Pero su mejor amiga tenía que recordárselo. ¿Qué si lo extrañaba? Mucho, pero hacerlo solo le provocaba más dolor. Justin la había abandonado. La había usado por sexo y la había dejado como una muñeca rota: la usas y la desechas.

—Jolines, ________ —le gritó Nirvana—. La mesa no puede brillar más.

________ entró en razón. Había estado limpiando la misma mesa desde hace diez minutos.

—Perdona —pasó a otra mesa—. Estoy distraída.

— ¿Justin?

Su corazón palpitó con fuerza, doliéndole.

—Cierra la boca.

—Venga, ________. No seas tan arisca. Sólo quiero saber qué tienes.

—No es nada. Simplemente pasé mala noche.

—Ajá, y yo anoche salí de fiesta ¡Te conozco, ________! ¿Todavía quieres a Justin?

—No.

—La verdad.

—No.

—_________...

La morena le lanzó una mirada fría.

—Nirvana, escucha: sí, lo quiero, pero sólo fui un juguete para él. No me estés jodiendo.

Nirvana soltó un silbido.

—Que violenta estás hoy.

—Cierra la boca.

—Ya, como sea. ¿Sabes? Se me ha ocurrido una forma de descubrir lo que pasó con Justin.

—Yo te diré: se acostó conmigo y se marchó del país para no hacerme frente.

Nirvana puso los ojos en blanco. Quiso responderle, pero le entró una llamada al móvil.

—No hemos terminado —le dijo antes de contestar el móvil—. ¿Bueno?

—Hola, Nirvana.

Ella puso los ojos en blanco.

—Hola, papá ¿Qué quieres?

—Quería preguntarte una cosa. ¿Conoces a alguien llamado Justin Bieber?

Nirvana abrió los ojos como plato y miró a _________.

—Eh, y-yo... ¿Por qué?

—No me hagas preguntas, Nirvana. Necesito saber si lo conoces o no. La verdad creo que una vez lo mencionaste, pero no lo recuerdo.

—Puede ser —se mordió el labio—. ¿Por qué?

—Necesito de tu ayuda. Eres un punto muerto, nadie daría contigo.

—Ah, que tierno. Gracias.

—Nirvana Holt—gruñó su padre—. Voy a enviar a un amigo mío a verte. Te dirá algunas cosas que tienes que saber, te dará indicaciones de lo que tienes que hacer y...

— ¿Y qué te hace pensar que voy a ayudarte?

—Voy a pagarte las malditas deudas que tengas y sé que son muchas. Y si todo sale bien, pues, te devolveré las tarjetas.

—Acepto —respondió sin pensar.

La oferta del dinero era deliciosa, pero no había aceptado por eso. Era por _________. Nirvana iba a averiguar qué había pasado. Quizá, después de todo, Justin y _________ podrían tener otra oportunidad.

Manos sucias. j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora