Capítulo 14

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  [ Mensaje : Pásate por Insane; ]   



Justin estacionó el auto a dos calles de la estación. Caminó con cuidado, asegurándose que nadie lo siguiera. Al llegar al edificio, abrió la puerta con violencia, sin tocar.

—Ahora sí: explíquenme que mierda está pasando.

El superintendente Oswald McDowell se apartó de uno de sus colegas para hacerle frente.

— ¿Qué hace aquí, agente?

Justin le sonrió con sarna. 

— ¿Qué cree que hago aquí? Necesito una explicación completa sobre __________.

McDowell suspiró, como si esperara que Justin se apareciera por ahí en cualquier momento, y lo condujo hasta su oficina. Cuando se aseguró que la puerta estaba bien cerrada, habló.

—El padre de __________, Nate Hydes, no está muerto.

Justin abrió los ojos como platos. McDowell levantó la mano cuando notó que él iba a hablar.

—Hydes es uno de nuestros mejores hombres, siempre lo ha sido. No había fallado una sola misión. Hasta el caso de Magnus Stevenson.

— ¿El contrabandista de joyas?

—El mismo —asintió—. Es un jodido hijo de puta con suerte. Nosotros le asignamos el caso a Nate, pero Magnus descubrió que era policía, que tenía una hija, que ella era lo único que le quedaba y que era su pequeño pedazo de cielo. Cuando descubrió a __________, acorraló a Nate.

—Pero...pero lo mató. __________ me dijo que lo había visto. Nate murió en un accidente.

—No, agente. Nate está vivo.

La puerta de la oficina se abrió de golpe. Un hombre alto, impresionantemente parecido a _________, entró.

— ¿Nate? —preguntó Justin al reconocerlo—. ¿Pero cómo...?

—Hola, Justin —le tendió la mano. Justin, confundido, la apretó—. Ha pasado mucho tiempo ¿Qué tal todo?

Notó un rastro de amargura en su voz.

—Supongo que bien —contestó.

—Bien —Nate soltó la mano—. Te preguntarás como es que estoy vivo. Porque mi hija no mintió. Yo si tuve un accidente. Lo único que, bueno, no morí en él. 

—Eso es obvio, ¿pero cómo?

—Oswald decidió mientras yo estaba en coma que, para poder mantener a salvo a mi hija, debían fingir mi muerte —le sonrió malicioso, como un hombre que se odia a sí mismo—. Ha funcionado, porque los hombres de Magnus no la han tocado.

Justin apretó la mandíbula.

—La dejaste sola, Nate —gruñó—. Pudieron ocultarla, tal como han hecho contigo. Tu hija ha llorado tu muerte por años.

—Lo sé —se desplazó lentamente por la oficina—. La he tenido vigilada —sonrió a medias—. Mi hermosa _________ es toda una mujer. Una mujer decente, trabajadora, responsable. Todo aquél que le hizo daño ya lo pagó.

Justin entrecerró los ojos, creyendo saber de lo que hablaba.

—Te refieres al sujeto que le hizo daño, el que...

—El que abusó de ella —los ojos de Nate se oscurecieron—. Me importa una mierda que ________ sólo diga que "fue muy rudo con ella". En mi diccionario esto está debajo de la palabra "violación". Pero me da igual —sonrió frío—. Pasará su puta vida en la cárcel. 

Justin no se movió. Hubiese deseado ser él quien le diera una lección al sujeto que le hizo daño a su ________, porque ahora era totalmente suya, pero le agradecía en el fondo que fuese él quien lo hiciera. Después de todo, la dejó sola. No hubo nadie que la protegiera para que no pasara por esa experiencia.

— ¿Y por qué no vas donde ella? —le preguntó—. ¿Por qué no le dices: "Hola, cariño. Soy papá. Hice todo esto para protegerte?"

Nate soltó una carcajada.

— ¿De qué carajo hablas? —le espetó—. ¿Crees que no tengo unas jodidas ganas de ir a abrazarla? ¿Crees que no extraño a mi niña? ¡Pues estás jodidamente equivocado! Pero no puedo ir donde ella. Magnus puede descubrir que estoy vivo, la usará para llegar a mí y puedo asegurarte que no va a dejarla.

—Entonces tráela contigo, protégela ¡Haz algo!

Nate sacó un arma de su cinturón, apuntándole.

—Claro que haré algo al respecto: alejarte de mi hija.

— ¿Alejarme de...? ¿Por qué mierda vas a hacer eso?

—Porque eres policía, Justin. Te dieron el caso de Magnus. Si Magnus averigua que ella está contigo, va a descubrir que _________ es hija mía. Será un juego muy divertido para él. No hice toda esta mierda para que aparezcas tú y la pongas en peligro.

—Yo no vine para ponerla en peligro. En todo caso yo puedo protegerla.

—No, no puedes. Magnus es un tipo peligroso, un sádico, un cerdo. No voy a permitir que le ponga las manos encima a mi hija. _________ es una mujer atractiva. Ese cerdo no va a tocarla.

— ¿Y tú qué pretendes que haga, Nate? ¿Qué la deje como hice hace diez años?

—Sí. O, en caso de que no quieras, puedes escoger morir.

—Nate —interrumpió McDowell—. Este no era el trato.

—Mi hija siempre ha sido parte del trato.

—Pero no matar a Justin, Nate. 

Nate miró desafiante a McDowell. Luego clavó sus ojos oscuros y desesperados en Justin.

—Decide pronto, Justin. Te vas o te mato, pero dilo ya.

—No la voy a dejar —gruñó—. __________ es mi mujer.

Nate soltó una maldición.

— ¿Te atreviste a tocar a mi bebé? —gritó—. Jodido bastardo ¡Mi hija no es una puta!

— ¿He dicho que lo fuera? —volvió a gruñir—. Es mi mujer. Te guste o no, __________ es mía. Yo voy a protegerla, pero no me voy a apartar de ella.

—Oh, sí que lo harás.

— ¿Qué ganas con apartar a todos de ella? Te apartaste tú, me quieres apartar a mí ¡Tu hija está sola allá afuera! Lo que necesita es amor, no que la dejes sin quien la pueda querer ¡Con un carajo, Nate! ¡Yo la quiero!

Nate disparó sin contemplación. Un disparo. Dos disparos. Tres disparos. Observó a Justin en el suelo, respirando arduamente, con su sangre esparciéndose por el suelo. Pronto, muy pronto, sería uno menos en la lista de los hombres que tocaron a su niña.

—Muérete, Bieber —gruñó—. Mi hija va a estar mejor sin ti.

Manos sucias. j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora