Capítulo 28

781 43 0
                                    

La ducha de la habitación era una total maravilla. El agua caliente consiguió romper con la tensión acomodada. Y poder usar ropa decente era mucho mejor. Pero algo realmente mejor era verlo allí, en la cama. Justin, su gran amor, despertaría en cualquier momento. _________ se sienta en el borde de la cama mientras se seca el pelo con la toalla.

—Hola, dormilón —sonríe—. ¿Recuerdas que te dije que estaríamos solo? Pues creo que no. Hay una enfermera que te atenderá, por eso tienes que ponerte muy bien rápido para que se vaya.

Deja caer la toalla y se acerca más, hasta que puede tomarle la mano.

—No sé si recuerdes que en un mes es mi cumpleaños. Quiero que me ayudes a preparar un pastel. Lo único que quiero de regalo es que me hagas el amor —suspira—. Tienes que despertar, Justin. Me duele verte así.

_________ se muerde el labio para contener el sollozo.

— ¿Sabes? Aun me acuerdo de cómo nos conocimos —suelta una carcajada—. Acababas de mudarte a Canadá y no sabias donde estaba tu salón. Me preguntaste a mí y casi me ahogo. Ningún chico solía acercarse a mí de la forma en que lo hiciste tú, sonriéndome tan coqueto y tierno a la vez.

Observó el rostro de Justin.

—Yo quería besarte. Sufrí mucho cuando te fuiste de Canadá.

Se recuesta un poco de su pecho sin lastimarlo, de modo que sus bocas quedan muy cerca.

—No puedo olvidar los besos que me diste —jadea—. Ni la forma en la que me tocabas, maldito pervertido. 

Presionó un poco los labios contra los de Justin, saboreando con cariño la calidez de sus labios secos. El beso se convirtió en uno un poco más intenso, luego mas, mas, mas. ________ se volvió esclava de su propio deseo, de su añoranza más deseada. Pero Justin no estaba despierto para satisfacerla.

—__________ —escuchó un gemido.

Al abrir los ojos, observó a un Justin cansado, pálido y fatigado. Pero despierto.

Manos sucias. j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora