CORREGIDO
Ahora si se había pasado.
Lo que escuché antes de abrir la puerta era muy claro. El Señor Donald estaba agrediendo a Dulce María. Miré dentro de la oficina, y vi que la tenía sujeta del cuello, mientras ella trataba de soltarse.
Cuando la vi salir del salón, después de que una de las voluntarias le dijo algo al oído, tuve un mal presentimiento. Sabía que las cosas entre ella y su novio no estaban tan bien, dado a como discutieron por teléfono en días pasados; pero no pensé que tanto. Esperé un rato por si regresaba y todo era falsa alarma. Ahora, quince minutos más tarde, pude comprobar que mis temores y dudas no eran infundados.
—Señor Donald—lo miré serio.
La soltó, como si sintiera asco. Y ella se escabulló, escondiéndose detrás de mí.
— ¿Todo bien?—
Era una pregunta estúpida, pero debía pisar con cuidado, si no quería molestarlo más a él, y ponerla a ella en mi contra.
Se irguió en toda su altura, tambaleándose un poco. Estaba ebrio.
—De maravillas. Mi novia y yo solo manteníamos una conversación. ¿Verdad, querida? lamento si nuestros gritos lo perturbaron, pero ya todo está solucionado—miré a la joven, y ella se sujetó de mis hombros, amedrentada, escondiendo la cara en mi nuca—ven, Dulce María. Tenemos más cosas que discutir—avanzó un paso hacia nosotros.
—No Roger, esto se acabó. Y te recomendaría que te marcharas de aquí, antes de que les diga a mis padres lo que pretendías hacer—él se rió, caminando hasta nosotros, todo lo que yo le permití. Mi brazo en el marco de la puerta, impedía que siquiera la tocara.
No dejaría que se le acercara, a menos que ella lo quisiera, en cuyo caso no podía obligarla a alejarse.
—Creo que la señorita fue muy clara, ¿porque no se va? Descanse. Y cuando esté más cuerdo pueden hablar—
Dulce María se armó de valor, apartando mi brazo y acercándose a él, quizás intuyendo, que si Roger quería lastimarla, yo lo impediría.
—Créeme, no hablaremos. No me busques más, ni me llames. Soluciona esos problemas de celos. Y que sea por ti, no por mí. Yo no quiero tener más nada contigo—
Roger pareció un poco sorprendido, pero al considerar las opciones, de que sus movimientos eran más lentos por el alcohol en su cerebro, y que yo le ganaba en altura, se alejó sin más, levantándonos el dedo del medio.
La miré.
— ¿Estás bien?—ella se apoyó en la pared, mirando al techo.
La escaneé de pies a cabeza, en busca de algún golpe, rasguño o intento de abuso. Solo se veía muy pálida.
—Supongo. No consiguió lastimarme, gracias a ti—volví a mirar por donde él se había ido, antes de acercar una mano a su rostro, con cautela, metiendo un mechón de su cabello tras la oreja.
—No me daba buena espina. Solo decidí venir a buscarte para saber si estabas bien—ella volvió a entrar a la oficina y se deshizo de las botellas de whisky.
Me apoyé en la puerta, viéndola mover cosas de un lado para otro, y tomar una caja de un rincón.
—Él no era así—me miró, comenzando a meter cosas en la caja—cuando nos conocimos todo parecía ir bien, y era el hombre que cualquier mujer podía soñar. Pero últimamente... no sé. Creo que desde que tú llegaste. Ha cambiado—me acerqué para ayudarla, entregándole algunas cosas para la caja, que supuse eran de su ex novio.
![](https://img.wattpad.com/cover/123296269-288-k302322.jpg)
ESTÁS LEYENDO
CON EL CORAZÓN
Teen FictionUna joven enfermera, un oscuro pasado y el comienzo de un nuevo amor. Dulce María ha sido toda su vida una enfermera, no con título, se ha desempeñado en un centro para ancianos, junto a sus padres. Ahora con 23 años, tiene tantos conocimientos...