Capítulo extra.

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Christina.

Will me da un beso rápido.

—Tatuajes.

—¿Tatuajes?

—Sí: tatuajes.

—Pero...¿qué podemos tatuarnos?

—Cualquier cosa. Chris, tú dijiste que querías hacer algo distinto a lo de siempre.

—Sí, pero no pensaba que un tatuaje casual fuera una opción.

En cuanto Will levanta la ligera camiseta que llevo, el frío choca contra mi cuerpo.

—Aquí. No tienes ningún tatuaje.

—¿Qué te tatuarías tú?

—Tu rostro.

Le lanzo un cojín del sofá que compartimos.—Eso sería perturbante.

—¿Cómo crees? Imagina a Tori dibujándome tu rostro, con cada imperfección. —Con su dedo toca dos puntos en mis mejillas.—Como estos granos, por ejemplo.

—Bien, bien. Primera opción; descartada. Aunque podríamos tatuarnos nuestros rostros en el trasero.

—También lo descarto. No quiero mostrarle mi trasero a Tori.

Nos reímos, y mientras lo hacemos, me acomodo entre los brazos de mi novio, como si intentara apegarme aún más a él

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Nos reímos, y mientras lo hacemos, me acomodo entre los brazos de mi novio, como si intentara apegarme aún más a él. Recuesto mi cabeza en su pecho.

—¿Hace cuántos días fue la boda?—Pregunta Will de la nada.

—Unos... ¿ocho? ¿nueve? Algo así.—Respondo.

—Me pregunto qué estarán haciendo ahora—. Comenta con una risa sugerente, que yo le sigo.

No puedo evitar recordar cuando Tris me confesó que era virgen aún. ¿Lo seguirá siendo? En cuanto esas palabras entraron por mis oídos, me costó procesarlas. Tris había cumplido los dieciocho y casi llevaba dos años junto a Cuatro, era difícil pensar que nada había pasado entre ellos.

Por un lado, tenías a una inocente estirada que con el tiempo fue ganando coraje hasta convertirse en toda una osada. Pero, por el otro lado tienes a Cuatro, el típico chico intimidante de Osadía, que no nació aquí, sino que en Abnegación como Tris, pero eso ni siquiera se le notaba. Ahí era donde se hacía difícil creer que en dos años... Nada hubiera pasado, ni siquiera por una mala pasada hormonal.

Además, pensaba en Will y yo y en todas la veces que habíamos tenido sexo.

—Sea lo que sea que estén haciendo, espero que lo estén disfrutando, porque en cuanto vuelvan deberán ponerse al día con sus trabajos.

—Sí—. Concuerda Will y su expresión neutral cambia a una sombría y triste.—Ayer Reachele estaba muy mal por la muerte de ese niño.

—Pobre. Le tocó vivir lo peor como líder. Si tan solo uno de nosotros hubiera estado ahí, habríamos podido ayudarla.

Amor Antes que Facción: Divergente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora