Capítulo 3.

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Tris.

Camino al apartamento que compartimos Tobias y yo. Siento la oscuridad llenar mis ojos, el ruido de las personas, mis oídos y el olor a óxido, mis pulmones.

Dejé a Tobias con los iniciados un rato para venir a vendarme las manos. Hasta donde recuerdo, tengo unas vendas guardadas para emergencias.

Llego y abro la puerta. El silencio y la luz de la tarde me calman por dentro, más aún después de una agitada pelea. Me siento en el borde de la cama y examino mi cuerpo un instante; tengo un moratón en el vientre y en la mejilla. Mis nudillos están desgarrados, moreteados y con restos de sangre. Aún con todo eso, me agradan. Son como mis marcas de guerra. Una guerra que gané.

Me levanto y busco las vendas en mi mesa de noche. Cuando las saco las dejó en la cama y voy al baño a lavarme las manos de los restos de sangre.

El agua fría se me inyecta en la piel como agujas y dudo un momento antes de mojarlas por completo. Cuando lo hago, aprieto los dientes para no quejarme. Me seco las manos con una toalla y me encamino a ponerme las vendas, en lo que no tardo mucho.

De camino a la sala de tiros, escucho unas voces que me hacen temblar, aunque las conozco. Me escondo detrás de una pared.

- ... Por favor, no harían eso.

-Es la verdad. Mira cómo me dejaron.

Hay un silencio.

-Bien. Me voy a encargar de tenerlos en la mira a ambos. Al más mínimo error, se van de Osadía.

-¿Qué otro error quieres? ¿Que me maten? Por favor, ellos nunca van a pertenecer a Osadía, son dos estirados inútiles que le están enseñando mal a los iniciados.

No hace falta mucho cerebro para entender que hablan de Tobias y de mí.

-Ya te dije Eric, vamos a supervisarlos día tras día. A cada momento y al más mínimo error que cometan - truena los dedos - se van de Osadía.

Escucho pasos alejarse y de inmediato me alejo yo también, pero en dirección contraria.

La información da vueltas por mi cabeza: Eric le dijo a Max que lo habíamos golpeado sin razón. Eso es injustamente incierto, hay testigos, hay pruebas, hay...

Cámaras.

Mis pies se detienen para procesarlo.

Max es el líder de Osadía; conoce todo lo que pasa y lo que hay aquí. Conoce la sala de control.

Si realmente hubiera querido sacarnos de Osadía, él habría visto las cámaras y ya está.

Entonces lo comprendo: Max le creyó a Eric, pero no le interesó sacarnos de Osadía. Si le hubiera interesado, habría visto las cámaras que Eric no le mostró porque en ellas hay otra versión totalmente distinta.

Entonces Max no nos quiere fuera.

Paso el resto del camino pensando en ello. Nos van a supervisar desde cerca para ver si comentemos algún error. Y si no lo cometemos, Eric se encargará de que lo hagamos.

-¿Tris? - llama Tobias. Ni siquiera me di cuenta que entré a la sala de tiros, o que estaba a su lado. Nada.

-¿Si?

-¿Pasa algo?

Niego con la cabeza, aún aturdida. Supongo que más tarde debería contárselo, ahora no es el momento adecuado.

Como sé que no se ha tragado ni un cuarto de lo que le dije, agrego:

-Hablamos más tarde, ¿bien?

Amor Antes que Facción: Divergente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora