Capítulo extra.

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Christina.

Sé que ésto saldrá perfecto. Tiene que ser así.

Un mes entero organizando una boda tiene que dar un buen resultado. Conmemorable al menos para los líderes de Osadía.

Todas las personas con las que hablé, todos los lugares que reserve y los vestidos que compré no pueden ser en vano.

Así que aquí estamos: en el Gran Día.

Me levanté tempranísimo, aguantándome la terrible resaca, solo para venir hasta acá y comprobar que todo estaba en orden y listo.

Lo bueno de que casi todos los recintos arrendables al aire libre de la ciudad sean de Cordialidad, es que no cuesta mucho conseguirlos. Cuando se trata de un cordial basta con ponerles cara de perro mártir y ya te estarán entregando las llaves de el recinto y un lindo mensaje de buena fé.

Cómo me enferman.

Nunca logré creerles esas sonrisas o buenos deseos. Pero qué va, gracias a eso logré conseguir el lugar, la decoración, las flores y otras cosas.

Reviso lo último en la lista que Paul, el cordial encargado, me entregó hace unos minutos.

-Perfecto. - concluyo con satisfacción. - La novia llegará a las dos de la tarde y el novio a las tres y media.

-Todo estará más que listo para entonces, señorita Christina.

-¿El otro recinto? ¿Está listo, no?

-Por supuesto. Terminarán de arreglarlo por la tarde y cuando todo acabe, ambos podrán irse allá sin ningún problema.

-Bien. Ninguno de ellos lo sabe, por cierto. Se lo avisaremos durante la tarde, así que, espero que lo mantenga en discreción.

-No se preocupe. Avisaré al resto de los encargados ahora mismo. ¿Necesita algo más?

-No. Iré a mi apartamento a buscar mis cosas y volveré con algunas personas que me ayudarán hasta que la novia llegue.

El hombre de avanzada edad asiente como si le fuera la vida en ello y luego me vuelvo a Osadía.

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-Lo lamento, pero ya es hora de separarse.

-¿Tan temprano? - se queja Cuatro. - Apenas son las...

-Una de la tarde, sí. Tris debe estar allí a las dos y antes tenemos que hacer unas cosas aquí. Recuerda que el tren tarda en cruzar la ciudad.

Ella mira a Cuatro con una media sonrisa. Lo besa durante una milésima de segundo.

-Te amo. - dice él.

-También te amo. Nos vemos pronto.

Se supone que no debo arruinar el momento romántico, y estoy a punto de hacerlo cuando se sonríen y Cuatro desaparece por la puerta del apartamento sin despegarse de la sonrisa.

-Y... - inquiere Tris. - ¿Qué es eso que tenemos que hacer?

-Empacar.

-¿Empacar?

-Sí.

-¿Para qué? Mi boda es hoy y volveré por la noche.

Amor Antes que Facción: Divergente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora