Capítulo 28.

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Leer esta parte con:
-A Thousand Years de Christina Perri.
-Turning Page de Sleeping At Last.
-Flightless Bird de American Mouth.
-Tenerife Sea de Ed Sheeran.

Tris.

Respiro hondo. Las cuatro entran a la habitación. Cierro los ojos un segundo, esperando caerme con fuerza. Tendría que echarle la culpa a los zapatos.

Reachele se acerca a mí y tras un momento de indecisión, me abraza con fuerzas.

-Creo que mi hermano no pudo haber tomado una mejor decisión.

-¿Tú crees? - me reí. Supongo que nada podía hacer hoy excepto reír.

-Por supuesto.

Me siento tonta. Siento que cualquier movimiento en falso me hará caer. Con lo torpe que soy cuando bajo la guardia, es probable que algo así me pase.

Me doy cuenta de lo extraño que es vernos a todas así, tan diferentes a la ropa negra de Osadía. Es un día raro. Hermoso, pero raro.

Shauna me pasa en la mano un ramo de rosas. Están perfectamente distribuidas. Algunas son blancas y otras del mismo color de sus vestidos. Creo que sonrío, o al menos eso es lo que siento. ¿Cómo llegué hasta este punto? ¿en qué momento decidí cambiar cuchillos por estas lindas rosas delicadas?

-¿Están todos allá? - pregunto apretando el ramo.

-Absolutamente todos los invitados. Bueno..., - Marlene mira de reojo a las demás. - todos menos Lynn.

Se lamentan un momento entre ellas, compartiendo miradas y semblantes tristes.

Me pregunto qué le habrá pasado a Lynn para perder todo tipo de afecto a todos nosotros. La he visto, pero cuando nuestras miradas se cruzan, se limita a mover las cejas esperando que eso cuente como saludo.

Luego se acerca Christina con el velo en la mano. Lo acomoda en mi cabeza, sosteniéndolo con mechones de mi cabello mientras sonríe.

-Algún día deberás estar en mi lugar. Colocándome un velo a mí. -me dice. - Y yo voy a estar histérica o parloteando, pero aún así, debes soportarme ese día.

-Lo prometo. - respondo con un hilo de voz, ligeramente emocionada. Ya quisiera verla en mi lugar, neurótica, mandando a todos a su alrededor.

Me abraza con ganas y yo también. No acostumbramos a los abrazos aquí en Osadía y en Abnegación tampoco, pero hoy es de esos días emotivos en los que todos somos capaces de todo.

-¿Lista? -pregunta con una sonrisa en su rostro. - ¿Segura que quieres seguir adelante con esto? Ya sabes, si quieres correr o escapar de aquí, yo te cogo vestido.

-No quiero escapar. - respondo segura, medio a la defensiva.

-Vale, no me asesines. Es mi deber como dama de honor asegurarme de que todo esto esté bien. Eso incluye un intento de fuga.

-Nadie va a fugarse. - la detuve mientras movía sus cejas arriba y abajo.

-Vamos entonces. - respondió, moviendo con cariño su mano en mi hombro por un breve segundo.

Salimos de la habitación. Las cuatro van delante mío. Con una mano aprieto el ramo de rosas y con la otra, el collar de mi madre.

Pasamos por un pasillo estrecho junto a dos hombres que parecen ser cordiales por sus expresiones. Nos acercamos a una brillante luz. Al final, está un umbral por el que alcanzo a ver parte del exterior, pero a mí nadie me ve.

Amor Antes que Facción: Divergente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora