Tris.
Me desperté de golpe con la vocecita aguda de Lindsay entrando alegre por nuestra habitación:
—¡Es el día! ¡Es el día! ¡Es el día! — canturreó alegre.
Tobias se pasó una mano por su cara, intentando despertar.
—Lindsay, no grites. — pedí incorporándome para quedar sentada en la cama.
—Pero finalmente llegó el día. — insistió emocionada, acercándose a mí por mi lado de la cama. — Vamos, mami, hay que levantarnos. — dijo, tironeando mi brazo. — Alex no me hizo caso y hay que irnos ya.
Tobias, a mi lado, aún recostado y con sus ojos forzosamente cerrados, estiró su mano para ver el reloj de mano que había dejado, igual que siempre, sobre su mesa de noche.
—Hija, ¿ya viste la hora? — preguntó, mirándola.
—Las diez. — respondió ella, encogiéndose de hombros. Era tan particularmente mala mintiendo.
—Son las ocho.
Nuestra hija frunció el ceño.
—No es cierto.
—Es muy cierto. — le dijo Tobias. Sé lo mucho que le divierte llevarle la contraria a Lind, como si fuera una afición.
—No es...
—Hija. — la detuve antes de que comenzara a discutir y seguirle la corriente al inmaduro de su padre.— Son las ocho de la mañana y es sábado. Y con tu papá trabajamos hasta tarde anoche, ¿recuerdas?
—Sí. — respondió molesta, mirando el piso. — Es que he esperado mucho, ya no quiero esperar más.
—Dos horas más no parecen mucho, según lo veo.
—¡Es una eternidad! — se quejó, poniendo expresión de sufrimiento.
La quedé mirando, ahí de pie a mi lado de la cama, tirando de mi brazo y haciéndome ojitos, tan parecida a mí que incluso daba un poco de risa.
Por la puerta, unos pasos suaves y discretos se arrastraron hasta la habitación.
—¿Buenos días? — saludé, intentando captar la atención de Alex, que entraba y arrastraba los pies para subirse a nuestra cama, en medio de Tobias y de mí. Parecía un zombie y no estaba segura si realmente estaba despierto.
Cuando llegó a nuestra altura, se deslizó bajo las sábanas. Incluso Tobias, que seguía esmerándose por seguir durmiendo, lo miró arqueando las cejas.
—¿Alex? — preguntó mientras él abrazaba una almohada y cerraba sus ojos como si nada.
—Sese no puede despertarme si estoy aquí. — respondió, sin abrir los ojos y con voz cansada. Por encima, Tobias y yo nos miramos y comenzamos a reírnos.
—Bien. — suspiré, haciendo a un lado la ropa de cama encima mío y poniéndome de pie en medio de la sonrisa radiante y triunfal de mi hija. — Pero no puedes ir a buscar a Ivette hasta las once, ¿si? De seguro ella quiere dormir.
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Amor Antes que Facción: Divergente.
FanfictionFinal alternativo del libro "Divergente". 《UNA ELECCIÓN FORMARÁ TU VIDA.》 En un mundo donde la guerra de facciones nunca existió: Tris Prior ahora es toda una miembro de Osadía, pasando con el primer puesto de su generación. Está lista para dejar a...