Capítulo 42.

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Tris.

Llevo más o menos un mes en esto. Tobias no tiene idea. Si supiera, no me dejaría seguir.

Pero lo hago por nuestro bien y por el bien de la familia que llegaremos a formar alguna vez. Lo hago porque estoy convencida que podemos lograr esto, que podemos vivir sin miedo.

Mi hermano no está de acuerdo con esto, pero no puede decir nada. Yo no estoy de acuerdo que se vuelva a Abnegación.

Había hablado con Charlotte y ella misma me contó que estaba tratando desde hace tiempo que Caleb cambiara de parecer. El lugar de mi hermano es aquí, en Erudición. No allá. No puede retroceder todos sus esfuerzos por una mujer.

Es estúpido.

—Gira tu cabeza. —Pide mi hermano. Desde que me enteré de sus planes y él, de los míos, mantenemos conversaciones precisas. Ambos estamos enfadados.

El escáner parpadea otra vez.

—Ahora a la izquierda.

Ruedo los ojos. Sí, yo acepté, pero no es de mi total agrado perder tiempo aquí.

—Bien. ¿Charlotte?, ¿qué otra toma necesitas?

—Ninguna que tengas que aplicar tú. Yo sigo con las otras, Prior. Muchas gracias.

Mi hermano asiente.

—Nos vemos, Beatrice.

—Nos vemos, Caleb.—Concedo, sin moverme.

Charlotte se sienta en donde mi hermano estaba. Ambos lo vemos irse y cuando eso pasa, la rubia habla:

—Está decidido, Tris.

—¿No quiere quedarse?—Pregunto adivinando la respuesta.

—Es testarudo. No quiere escuchar posibilidades. Solo me acusa de no querer cumplir mi promesa.

—Insiste, Charlotte. Por favor. Quiere volver porque en Abnegación hay una chica, ¿lo sabías? Ahí está la chica que ocupa su cabeza desde... no lo sé... ¿los diez años?

Su rostro se desfigura.

—Pensé que se iba porque se le daba mejor Abnegación que Erudición.

—Pero no es así.

Charlotte se pasa las manos por la cara.

—Será un enorme error. Se arrepentirá.

—Lo sé.

Charlotte sacude la cabeza, moviendo su silla hacia una mesa.

—Recuestate en la máquina del fondo, por favor. ¿Conoces las tomografías?

—Sí. Me he hecho unas cuantas. Conozco el procedimiento.

—Bien. Reviso estos exámenes y voy a chequear la máquina.

Lo hago. Me paro demasiado rápido y termino por marearme.

—¿Puedes encender la ventilación, por favor?

—Johanna. Enciende la ventilación, por favor.

La chica asiente y se dirige a una cabina con distintos botones. El aire comienza a circular en cuanto las aspas se mueven. Respiro hondo y me recuesto en la camilla.

Las tomografías no son de mi total agrado.

—¿Eres claustrofóbica?

Tobias es lo primero que se me viene a la mente. Y a la vez, el recuerdo de ambos pasando por su paisaje de miedo la primera vez. Jamás olvidaré ese día; estoy segura.

Amor Antes que Facción: Divergente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora