Capítulo 94.

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Lindsay.

-Alex, Alex, Alex, Alex.

-¿Qué? ¿qué pasa? - me preguntó con cara de molestia.

Se dió vuelta, dándome la espalda. Lo volví a mover para que despertara.

-¡Alex! - hablé más alto y logré que él abriera sus ojos mucho mucho.

-¿Qué?

Me subí a su cama y me acomodé sobre mis rodillas mientras él volvía a cerrar los ojos.

-¡Ya no tenemos seis años!

Conseguí que despertara. Dió un salto y se bajó de la cama y yo también.

-Ya no tenemos seis años. - repitió emocionado. - Hay que abrir nuestros regalos, hay que abrir nuestros regalos. Espera, no veo ningún regalo.

-Mamá y papá aún no despiertan. - le expliqué triste. - Salí recién de mi cuarto y su puerta estaba cerrada. ¿Y si lo olvidaron, Alex? Ay, si lo olvidaron, va a ser el peor cumpleaños de la historia de los cumpleaños.

-No creo que lo hayan olvidado. - me dijo igual de triste. No sé si intentaba convencerme a mí o a sí mismo, pero dudo que lograra cualquiera de esas dos cosas. - Espera, ¡feliz cumpleaños!

Me reí cuando se lanzó a abrazarme con fuerzas.

-¡Feliz cumpleaños! - le dije también, rodeándolo. - ¿No crees que es lo mejor del mundo que seamos la misma persona?

-Creo que me estás ahorcando, Sese.

-Uy. Perdón. - respondí, separándome.

Di un salto de alegría cuando la puerta se abrió y papá se apareció. Pero no sonreía mucho. Ni siquiera entró a nuestro cuarto a abrazarnos... o a decirnos feliz cumpleaños.

-Alex, Lindsay, apresúrense, tienen que ir a la escuela y están retrasados. - nos dijo mientras yo sentía que mi corazón se rompía en cientos y cientos y miles y millones de pedacitos.

No dijo nada más y salió.

-Se olvidaron. - le dije a Alex. Estaba a punto de ponerme a llorar, pero estaba más enojada que triste, pero igual estaba triste. - Nos olvidaron, Alex. Nos olvidaron a los dos.

-¿En serio lo olvidaron? No creo que...

-Ya no nos quieren. Ya no van a celebrar nuestros cumpleaños porque ya no nos quieren más.

-¿La gente que crece deja de celebrar sus cumpleaños? - me preguntó.

-Los que tienen padres que ya no los quieren. Debimos saberlo, así no estaríamos tan tristes.

-¿Vas a llorar? - me preguntó como si le pareciera algo super incómodo. - No sé qué hacer cuando lloras. No llores, Lindsay. - me pidió pero yo no podía evitarlo. - Bueno, no importa que mamá y papá no recuerden nuestros cumpleaños. Yo voy a traer tarta y regalos y todo eso. Y vamos a celebrarlo, pero por favor no sigas llorando.

-¿Harías eso?

-Hm... tendría que encontrar la forma de comprarte un regalo... y tarta... pero creo que podré. ¿Dejarás de llorar?

Me sequé super rápido las lágrimas de mi cara con mis manos.

-Lo planearemos en la escuela. Espera, ¿qué día es hoy?

-Sábado veintiseis de... espera, ¿por qué papá dijo que debíamos ir a la escuela si hoy es sábado?

Salimos los dos de nuestro cuarto, porque queríamos ir a reclamarle que nadie va a la escuela los sábados. Tal vez si le decimos, se acordará él y mamá de que hoy es nuestro cumpleaños. Si no, en serio voy a morirme.

Amor Antes que Facción: Divergente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora