Capítulo 14 Inoportuna

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Lily  levanta  el  portón  del  garaje.  Chirría  y  se  atasca  por  falta  de  uso hasta que finalmente completa su ruidoso camino. Dentro de la oscura caverna,  rodeada  de  cajas,  hay  una  vieja  furgoneta  híbrida  de  color rosa. 

—Voy a sacarla del garaje para que te puedas montar.

Su voz suena brusca.

—Y no se lo digas a tu madre. Me voy a llevar una buena regañina si se da cuenta de que te he sacado a la calle.

—Prefiero quedarme en casa.

—Yo también preferiría que te quedases en casa, pero tengo que hacer unos recados y no voy a arriesgarme a que te quedes barzoneando por ahí.

—No pensaba hacerlo.

¿Barzonear? ¿Qué es eso?

Lily gruñe. Se abre paso entre los montones de cajas, monta en la furgoneta y la saca del garaje. Me monto a su lado. —¿Vamos a coger el metro? 

Lily frena. —¿Te acuerdas del metro?

Estoy harta de que todo el mundo me pregunte acerca de lo que recuerdo y lo que dejo de recordar. Es un asunto de proporciones. ¿Recuerdo haberme subido al metro? ¿Haber ido en él a algún lugar en concreto? ¿Haber ido con alguien importante para mí? La respuesta es no. ¿Recuerdo cómo es y lo que hace?  Sí.  Le  ofrezco  la  mejor respuesta  que  puedo  dar: encogerme  de hombros.

—Bueno,  pues  esto no  es  Boston  y  aquí  no  hay  metro.  Y  el  autobús  no  va exactamente  donde  tenemos  que  ir,  así  que  vamos  en  coche.  ¿Algún problema?

No respondo. Pone el coche en marcha y acelera bruscamente por nuestra calle. Solo hay cinco casas en ella, y ninguna de las otras es de estilo Cotswold. Son todas diferentes. La que hay justo al lado de la nuestra es de estilo Tudor; después hay  una  finca  de  estilo  colonial;  al  lado  hay  una  de  estilo  Craftsman  con algunas ampliaciones, y finalmente está la casa blanca que el señor Bender miró cuando m e dijo que tuviera cuidado. Me divierte darme cuenta de que conozco  los  estilos.  Estoy  segura  de  que  en  la  biblioteca  de  mi  madre  hay libros y libros de arquitectura. Tal vez la antigua Jenna los leyera.

El señor Bender dijo que las casas de este vecindario valen una fortuna. Al mirar  estas,  le  creo.  Y  seguimos  teniendo  la  casa  estilo  Brownstone  de Boston, que seguro que vale otra fortuna. — ¿Son ricos mis padres? —pregunto.

—Esa es una pregunta extraña.

—Yo soy extraña, ¿recuerdas?

—Sí, están forrados.

— ¿Quieres decir que son ricos?

—Eso es lo que he dicho.

—¿Por restaurar casas de estilo Brownstone?

Lily se echa a reír.

—Entonces es por mi padre. ¿Ganan muchos los médicos?

—No. 

La  veo  vacilar.  El  coche  se  detiene  en  una  señal  de  STOP  y  Lily  suspira, como si estuviera a punto de entregarme algo valioso y no estuviera segura de que voy a saber apreciarlo. 

—Creó su propia empresa de biotecnología y la vendió hace cuatro años. De ahí sacó el dinero. Inventó el biogel, un material que revolucionó el mundo de los trasplantes. Antes, los órganos solo eran válidos durante unas horas.

Con  el  biogel  se  pueden  mantener  indefinidamente  hasta  que  aparezca  un receptor compatible. El hallazgo salió en todos los medios y produjo un gran impacto. ¿Algo más? 

—Si vendió su empresa, ¿dónde trabaja ahora? 

—En el mismo lugar. 

No  entiendo,  pero  Lily  no  me  da  m ás  explicaciones  y  estoy  cansada  de sacarle la información con cuentagotas. Decido cambiar de tema y señalo la calle de la que acabarnos de salir. 

— ¿Conoces a los vecinos? —pregunto. 

—Aún  no —responde  Lily  sin  ofrecer  más  explicaciones.  Sé  que  preferiría estar en silencio, pero no tengo ninguna intención de permitírselo. 

—Llevamos aquí más de un año. ¿Cómo es que no los conoces? 

— ¿Por qué crees que llevamos aquí tanto tiempo? 

—Mi madre dice que vinimos porque... 

—Llevamos aquí dos semanas y media. 

—No  puede  ser  —contesto—.  Ese  es  casi  el  tiempo  que  llevo  despierta.

Entonces,  ¿desperté  un  día  después  de  que  llegáramos?  La  verdad  es  que parece increíble...  No digo nada más. Tampoco Lily. Recuerdo que el señor Bender también dijo que  llevábamos  dos  semanas  aquí.  Es  cierto.  ¿Cómo  pudieron  saberlo  mis padres?  Después  de  haberme  pasado  más  de  un  año  en  coma,  ¿cómo pudieron predecir exactamente el momento en que despertaría y mudarse a California  justo  en  ese  momento?  ¿Fue  solo  una  coincidencia?  ¿O  acaso decidieron cuándo debía despertar? Si es así, ¿por qué m e mantuvieron en coma  durante  tanto  tiempo?  ¿Por  qué  me  robaron  un  año  entero  de  vida? ¿Qué clase de padres harían eso? 

Cuidado, Jenna. 

Estaba equivocada: al final Lily pudo disfrutar del silencio.

La adorada Jenna FoxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora