La escalera se mece. Se bambolea.
Mi mano herida se aprieta contra el estómago. La otra palpa la barandilla.
Solo una pequeña mancha de sangre ensucia mi camisa. Es muy poca. Y casi no es roja. Sin casi: no es roja.
Mis pies tropiezan y bajo tres escalones de golpe.
— ¿Jenna? —grita mi madre desde la cocina.
Más escaleras. No hay dolor. La mano no me duele.
El pasillo se mece y la puerta se balancea. Mi madre y Lily están en la mesa de la cocina, enmarcadas por la luz.
Dejan de hablar y me miran fijamente. Los ojos de mi madre se detienen en mi camisa. La m ancha de sangre. Empieza a levantarse, pero una palabra mía la detiene.
— ¿Cuándo?
—Jenna...
— ¿Cuándo me lo ibas a decir? —grito estirando el brazo—. ¿Qué es esto?
Mi madre se lleva la mano a la barbilla tapándose parte de la boca.
—Jenna, déjame explicarte...
Lily se incorpora y se hace a un lado.
—Siéntate, anda —me dice ofreciéndome su silla.
Me siento porque no sé qué otra cosa hacer. Miro a Claire.
— ¿Qué le pasa a mi mano?
La apoyo en la m esa y abro el tajo con los dedos. La piel se extiende sobre una capa azul. Gel azul. Debajo de eso hay un brillo de color blanquecino: hueso y ligamentos sintéticos. ¿Plástico? ¿Alguna aleación? Mi madre mira hacia otro lado.
— ¿Qué pasó? —pregunto en un susurro.
—Fue el accidente —responde.
El accidente.
— ¿Me la cortaron?
Mi madre se acerca y me apoya las manos en el brazo.
—Jenna, cariño...
—Dímelo.
—Se quemó. Se quemó muchísimo.
Observo mi otra mano, apoyada en la mesa junto a la mano herida. Mi otra mano perfecta. La mano perfecta que no logra entrelazarse correctamente. La mano-monstruo. Miro a mi madre. Parece estarse desmoronando por dentro, aplastada bajo un terrible peso.
— ¿Y qué pasa con... esta? —pregunto levantando la otra mano.
Mi madre asiente sin decir nada.
Dios mío. Miro hacia abajo; el mundo parece desaparecer más allá del círculo de mi regazo. De repente tengo mucho frío. Mi piel, en la cual me he sentido del todo a gusto, ahora m e resulta totalmente ajena. Oigo los pasos de Lily al colocarse al otro lado de la mesa. El chirrido de una silla. Su suspiro cuando se sienta. Todo machaca mis oídos. Mis manos se crispan. Las miro. ¿Mis manos? ¿Puedo llamarlas así?
Me giro hacia mi madre.
— ¿Hay algo más?
Tiene los ojos anegados en lágrimas. Su cara muestra desesperación.
—Jenna, ¿qué más da? Sigues siendo mi hija, eso es lo que importa...
Mis torpes pies. Mis piernas.
No, por favor. No.
—Levántate —digo mientras m e incorporo. Mi madre m e mira, confundida—. ¡Levántate! —le grito.
Se levanta y queda a unos centímetros de mí. Nos miramos a los ojos. Somos exactamente de la misma altura.
— ¿Cuánto mides, mamá? —susurro pronunciando cuidadosamente cada palabra, como si fueran los nudos de una cuerda por la que estoy escalando.
— ¿Cómo, Jenna?
No me entiende. No sabe lo que oí en la grabación que Lily m e dijo que viera, esa discusión en la que mencionó mi altura.
El miedo retuerce sus fracciones. No contesta.
— ¿Cuánto mides? — repito, peor ya no es una pregunta: es una exigencia.
—Un metro setenta.
Me derrumbo en la silla sacudiendo la cabeza. Mi madre masculla algo, dice cosas que solo son ruidos para mí. Finalmente me fuerzo a mirarla y le ordeno:
—Cuéntamelo todo.
— ¿Qué? —dice como si no entendiera lo que estoy diciendo. Pero sí que lo entiende. Lo veo en sus ojos, en la forma frenética en que da un paso hacia atrás con la esperanza de que todo esto desaparezca.
— ¿Cuánto de mí hay en mí?
Le tiembla el labio. Sus ojos se anegan de nuevo.
Lily interviene.
—Un diez por ciento. El diez por ciento de tu cerebro que pudieron salvar. Tendrían que haberte dejado morir.
Intento entender lo que está diciendo. Miro cómo mueve la boca. Oigo palabras. Diez por ciento. Diez por ciento.
Entonces mi madre se enfurece. Una leona. A centímetros de mí cara.
—Pero es el diez por ciento más importante, ¿me entiendes? El más importante.
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La adorada Jenna Fox
Ficção CientíficaAntes era alguien. Alguien que se llamaba Jenna Fox. Con esas palabras da comienzo una historia de ciencia ficción en un futuro cercano. Jenna Fox es una adolescente que acaba de despertar del coma. Un terrible accidente la dejó en ese estado durant...