Lily cierra la puerta de golpe y se dirige a su invernadero; supongo que le apetece estar sola. Mi padre está en la entrada hablando con alguien. Levanta la mano y saluda, pero vuelve enseguida a su conversación. La situación m e extraña: es la primera vez que tenemos visita desde que estamos en esta casa. El visitante me da la espalda, pero su silueta me resulta extrañamente familiar. Mi madre saca del maletero dos bolsas llenas de comida que hemos comprado en el camino de vuelta. No hemos parado para buscar una falda roja. No es importante. En realidad, nunca lo fue.
—Ven conmigo por la puerta de atrás Jenna —me dice.
Su voz está cerca de un límite que ya he calculado. ¿Cuánto más puedo estirar la cuerda? Me doy la vuelta y echó a andar hacia la fachada de la casa, donde hablan mi padre y el visitante. Están cerca el uno del otro, como si quisieran acorralar las palabras para que no se las lleve el aire. Mi padre m e urge con la mirada a que entre rápidamente en casa. Pero yo m e hago la remolona, por supuesto.
«Mañana…».
«No es seguro…».
Me concentro para tratar de descifrar los susurros. De repente noto un zumbido, una oleada de dolor y luego una extraña calma, como si mi padre y su amigo estuvieran hablándome al oído. Me da la impresión de que todos los neurochips disponibles de mi cerebro se han puesto a trabajar. De hecho, así es. Y tengo miles de millones de neurochips disponibles.
—Aquí son demasiado vulnerables.
—Hay varias posibilidades. Mañana me los llevaré.
—No podemos permitir que los…
—…localicen, ya lo sé. Estoy en ello.
—Y debe ser un lugar seguro.
— ¿Te he defraudado alguna vez?
—Ella es mi vida, Ted.
El visitante le choca los cinco a mi padre y se da la vuelta, consciente de que llevo un rato observándolos. Me saluda con un gesto de cabeza y siento que todo se derrumba a mí alrededor. Es el turista de la misión. El que nos sacó una foto a Ethan y a mí.
Se aleja arrastrando los pies y se monta en un pequeño coche que resuella bajo su peso.
— ¿Quién es? —le pregunto a mi padre cuando se me acerca.
—Nadie importante — me contesta—. Vamos adentro.
—No es la primera vez que lo veo.
Mi padre frunce el ceño, dándose cuenta de que no voy a olvidarlo sin más.
—Es mi especialista en seguridad. Se ocupa de… cosas.
— ¿Cómo yo?
—A veces.
—Me hizo una foto en el lavadero de la misión.
—El que le interesaba era Ethan. Estaba investigándole a él y comprobando que el proyecto de trabajo comunitario era seguro. Tenemos que minimizar el factor riesgo.
— ¿Eso es mi vida ahora?
— ¿Cómo?
— ¿Es mi vida una burbuja con factor riesgo minimizado en la que criar a tu animalito de laboratorio?
Mi padre suspira y se pasa la mano por los cabellos, el único tic nervioso que le he observado.
—No empieces otra vez con lo mismo, Jenna.
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La adorada Jenna Fox
Ciencia FicciónAntes era alguien. Alguien que se llamaba Jenna Fox. Con esas palabras da comienzo una historia de ciencia ficción en un futuro cercano. Jenna Fox es una adolescente que acaba de despertar del coma. Un terrible accidente la dejó en ese estado durant...