Cuando vuelvo del bosque los encuentro a los tres sentados en el porche. Al salir corriendo dejé abierta la puerta de atrás, y eso ha debido de indicarles la dirección en la que m e fui. En otro momento de mi vida habrían llamado a la policía, pero ahora las cosas han cambiado. La primera en verme es mi madre. Hace ademán de levantarse, pero mi padre la retiene. Lily da un sorbo a su copa de vino.
Camino hacia ellos: casi parecen estar en mitad de una cena a la luz de las velas, en vez de angustiados y pendientes de mi regreso. Lily le pasa a mi madre un plato de setas. Me recorre una oleada de irritación.
—Es un poco tarde, ¿no crees? —dice mi padre con tono distendido. Coge un pedazo de queso, se lo mete en la boca y lo traga con un sorbo de vino. Sus ojos están vidriosos por la ira, pero sus movimientos expresan una contención ensayada.
—No demasiado —contesto.
—No podemos seguir viviendo así, Jenna —barbota mi madre.
Mi padre la fulmina con la mirada. Lily pone los ojos en blanco.
—Bienvenido a casa, papá —digo. Alcanzo una seta y, antes de que nadie pueda impedírmelo, me la meto en la boca.
Los tres se me quedan mirando. La insensible Jenna Fox, convirtiéndose una vez más en el centro de atención. ¿Dónde están las cámaras? Remato con una reverencia exagerada.
— ¡Por Dios, Jenna! —explota mi padre golpeando con el puño la mesa de cristal. La vajilla tintinea —. ¡No eres la única persona del mundo que se tiene que recuperar de un accidente terrible!
—Lo sé, papá —contesto sentándome frente a él—. También están esas tres personas del armario. Las de las cajas negras. Sabes a lo que me refiero, ¿verdad? Eso sí que es un accidente terrible, me parece a mí.
—Touchè —masculla Lily, y se bebe de un trago el vino que le queda en la copa.
—Jenna, tenemos que hablar de estas cosas —interviene mi madre—. No puedes irte sin más cada vez que te topas con un obstáculo. No sabes lo preocupados que estábamos.
—Yo no me topé con ningún obstáculo. Vosotros me lo ocultasteis.
—No son personas — afirma mi padre.
—Tómate otra —m e sugiere Lily ofreciéndome el plato de setas.
—No te lo ocultamos —dice mi madre.
— ¿Me has oído?
—Guardar algo tras una puerta cerrada con llave es esconderlo.
— ¿Abro otra botella?
—No teníamos más remedio. Mira cómo te has puesto…
— ¡Basta! —grito. No puedo seguir esta conversación enmarañada.
—Bueno, pues abriré otra —dice Lily levantándose para entrar en la casa.
Mis padres y yo nos quedamos sentados, aprovechando el momento de silencio para rehacernos. Mi madre se retira el pelo de los hombros y aparta unos mechones húmedos de su frente; el viento del sur que lleva todo el día soplando ha traído un calor extraño para ser marzo. Mi padre da vueltas a su copa, repentinamente interesado en su vino, y frunce el ceño en un esfuerzo por reprimir sus emociones. Aprieta los labios como si quisiera cerrar la grieta que parece estarse abriendo en su interior.
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La adorada Jenna Fox
Fiksi IlmiahAntes era alguien. Alguien que se llamaba Jenna Fox. Con esas palabras da comienzo una historia de ciencia ficción en un futuro cercano. Jenna Fox es una adolescente que acaba de despertar del coma. Un terrible accidente la dejó en ese estado durant...