Capítulo 75 Escucha

61 2 0
                                    

El silencio oscuridad  nada por favor déjanos ir.

Ayúdanos

  Jenna.

    Te necesitamos.

      Date prisa, Jenna.

        Te necesitamos.  

Gritos. Oigo gritos. Mis propios gritos. Los de ellos.

Pero nadie más los oye. Un lugar tan oscuro que nadie puede oír.

Excepto yo. ¡Socorro! ¡Por favor! ¡Qué alguien nos ayude!

— ¡Jenna! ¡Despierta!

Mi padre m e abraza. Mi madre está sentada a los pies de la cama. Vuelvo a estar en un lugar donde puedo ver, tocar.

—Estabas soñando —dice mi padre estrechándome aún más.

—No —digo—. Estaba…

Imposible.  Mi  padre  parece  fatigado,  envejecido.  Asustado.  Mi  madre  está alerta, esperando. Su pelo parece un nido de pájaros.

— ¿Estabas qué, Jenna?

—Escuchando.

— ¿Qué escuchabas, cariño? ¿Qué…? —pregunta mi madre.

—A Kara y a Locke. Me estaban llamando. Oía sus voces.

Mi padre me retira el pelo de la cara y me acaricia la mejilla.

—Eso es imposible, hija. Era un sueño. Nada más que un sueño.

No  lo  discuto;  no  tendría  sentido.  Pero  no  he  soñado  las  voces.  Las  oía. Frescas,  presentes.  De  algún  modo  han  conseguido  encontrarme,  llegar hasta mí. Me necesitan.

Pero yo también las necesito.

En el instante entre la oscuridad y la luz, entre el mundo de los sueños y la realidad, cruzo la frontera. Recuerdo el accidente.

La adorada Jenna FoxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora